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11 de febrero de 2025

AMISTAD, DIVINO TESORO

Por: Martín Ocaña

 Concordaremos en que la amistad -siguiendo la clásica definición del diccionario- es el afecto personal y desinteresado que se comparte con otra(s) persona(s), y que se fortalece mediante el continuo trato, es decir en el marco de las relaciones personales. Está implícito que el afecto debe ser recíproco (Proverbios 18:24), lo que nos habla de lo que es sustantivo: el mutuo conocimiento el cual es raíz de toda confianza y amistad. ¿Cómo se podría tener amistad y confianza con una persona a la que apenas se conoce?

    La Biblia dice bastante sobre la amistad. Abraham era amigo de Dios, pero ciertamente hubo amistades notables. Una joven viuda logra la amistad de su suegra (también viuda). Juntas se apoyan y logran vencer las adversidades. Ellas son Rut y Noemí. Dos jóvenes se conocen, uno llega a ser admirado por una proeza militar, y el otro es el hijo del rey. Su amistad sobrepasa todo obstáculo. Son David y Jonatán. Según el evangelio de Lucas, Jesús era amigo de Lázaro, Marta y María (Juan 11:5). Y Jesús considera a sus discípulos como sus amigos (Juan 15:14), pero quiere que obedeciéndole lleven mucho fruto (Juan 15:15-16).

    “La llamada de Jesús a sus discípulos -que es igualmente nuestra vocación cristiana- es una llamada a la amistad. Con dos características: primero, Jesús toma la iniciativa; él quiere hacerse nuestro amigo y seducirnos con su amistad (…). Segundo, su llamada a la amistad es progresiva, se va renovando más y más intensamente durante el transcurso de su relación con los apóstoles, lo cual es igualmente un símbolo de nuestra propia vida cristiana, donde la amistad con Dios se hace progresivamente exigente.” (Segundo Galilea. LA AMISTAD DE DIOS. EL CRISTIANISMO COMO AMISTAD. Madrid: Ediciones Paulinas, 1987, pág. 23).

Leí acerca del valor de la amistad en el ministerio de Martin Lutero. ¿Qué habría sido de la Reforma sin los amigos que confiaron en él, que lo protegieron, que lo ayudaron a expandir el mensaje renovador, y que, además, lo financiaron? Algo similar ocurre hoy con la iglesia y sus ministerios en dirección al Reino de Dios. La amistad permite trabajar juntos con la confianza en que la obra de Dios será hecha y progresará. ¿Qué se opone a la amistad? El egoísmo, el ensimismamiento, a veces la soberbia. Por lo mismo, en la comunidad cristiana procuremos ser amigos de Dios y amigos-hermanos. 


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