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24 de abril de 2021

JESÚS Y LAS SEÑALES DEL REINO DE DIOS

Por Martín Ocaña Flores

TEXTO BÍBLICO (Mateo 16:1-12)

“Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡más las señales de los tiempos no podéis! La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue. 

Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos”. (RV 1960).

CONTEXTOS LITERARIO Y SOCIAL

En este relato aparecen los fariseos y los saduceos (v. 1) con el propósito de tentarle o “tenderle una trampa” (DHH) a Jesús. Por lo mismo, los vv. 1-4 relatan una controversia entre ellos. Luego, en los vv. 5-12, hay una áspera amonestación de Jesús a sus discípulos, en la que aparecen referencias a la controversia mencionada. Las referencias a los fariseos y los saduceos aparecen varias veces en el relato (vv. 1, 6, 11 y 12), ellos son los enemigos de Jesús y el Reino de Dios.

Desde un inicio hay que indicar que teológicamente no había entendimiento entre fariseos y saduceos. Los primeros eran más conservadores y tradicionalistas, mientras que los segundos eran de creencias liberales (22:23), además que no aceptaban la autoridad farisea. ¿Qué hacen juntos entonces? Ambos tenían a Jesús como enemigo. Creían que el Reino de Dios, tal como lo enseñaba y practicaba, representaba un peligro para sus intereses religiosos (de los fariseos) y políticos (de los saduceos). 

Cuando Juan el profeta estuvo en el desierto de Judea predicando el Reino de Dios (3:2) y bautizando a las multitudes (3:6), aparecieron juntos los fariseos y los saduceos, pero éstos fueron señalados por el profeta como “generación de víboras” (3:7), además de ser exhortados a mostrar arrepentimiento (3:8). De hecho, no se arrepintieron de nada, por el contrario, una vez muerto Juan (14:1-12) arremetieron contra Jesús el Mesías. En 22:34 nuevamente aparecerán juntos, fariseos y saduceos, con el propósito de desacreditarlo.

PALABRAS Y EXPRESIONES A RESALTAR 

“señal del cielo” (v. 1)

Desde un inicio el evangelista Mateo indica que el propósito de los enemigos de Jesús era malo: los fariseos y los saduceos vinieron para tentarle (peirázontes, v. 1), es decir se pusieron en la misma posición que el diablo o Satanás (peirázon, 4:3). Curiosamente el verbo griego para describir el movimiento de tales enemigos es el mismo en ambos casos: proselthón (4:3, “viniendo”, en singular) y proselthóntes (16:1, “viniendo”, en plural). Satanás y los fariseos y saduceos actuaron de la misma forma y con el mismo contenido.

El requerimiento de fariseos/saduceos a Jesús era que mostrase “señal del cielo” (semeíon ek tou ouranoú), que es una forma de decir “muéstranos una señal que venga de Dios”. Esto indica que lo visto antes -sobre todo por los fariseos- o no significaba absolutamente nada (12:13-14), o sencillamente era atribuido al poder del demonio (9:34; 12:24). Con esa forma tan descalificadora de referirse a Jesús y las señales que hacía, realmente la exigencia de los fariseos/saduceos se tornaba en una tentación y afrenta. 

Los enemigos de Jesús “están rodeados de señales, pero éstas no corresponden a la idea mesiánica que ellos profesan. Repiten la segunda tentación del desierto (4,6); ellos encarnan a Satanás” (Mateos & Camacho 1981:159-160). Y “como la generación del desierto que fue testigo de las señales del éxodo, estos dirigentes son ciegos y sordos a las realizadas por Jesús (cf. Dt 29,2-4)” (Carter 2007:482). De ahí que nuestro Señor les responda duramente. 

“las señales de los tiempos” (v. 3)

Es importante recordar que en 12:38 los fariseos, junto con los escribas, le exigieron a Jesús que muestre “señal”. A éstos el Señor los llamó “generación mala y adúltera”, además de decirles que para ellos no habrá señal (12:39), dado que ya tienen la señal del profeta Jonás (12:39-41). Esa misma respuesta y argumento Jesús lo repetirá a los fariseos/saduceos: igualmente los llama hipócritas y generación mala y adúltera (16:3-4), y les dice que para ellos tampoco habrá señal alguna, pues ya tienen la señal de Jonás.

La respuesta de Jesús ha sido rotunda. Si los fariseos/saduceos saben interpretar lo que sucederá cuando miran el aspecto del cielo (v. 3), pues esa habilidad “contrasta con su ceguera para percibir las señales que se van realizando a lo largo de la actividad de Jesús” (Mateos & Camacho 1981:159-160). Lo que hizo Jesús (sanidades, exorcismos, alimentación de multitudes, etc.) no ha sido suficiente para ellos. Su maldad e idolatría (“adulterio”) les impide ver las señales mesiánicas de Jesús (particularmente las dos alimentaciones milagrosas que recuerdan al maná del éxodo-desierto). 

Por lo mismo, Jesús sentencia que no habrá ninguna señal para los que no han querido ver sus señales anteriores que indicaban la llegada del Reino de Dios. Si quieren ver señal alguna, pues ahí tienen a Jonás, quien cuando estuvo dentro del pez prefiguró, a la vez, su muerte y sepultura (12:40). Después de estas palabras Jesús dejó a los fariseos/saduceos y se fue a otro lugar (v. 4).

“la levadura de los fariseos y de los saduceos” (v. 6)

Esta escena tiene como protagonistas a los discípulos (v. 5), quienes no han visto el enfrentamiento de Jesús con los fariseos y saduceos. Por su parte, el Señor no había olvidado la reciente controversia y quería dejar bien zanjado el tema, de ahí que les haga la advertencia de cuidarse de “la levadura de los fariseos y de los saduceos” (v. 6).

“Al oír la palabra levadura, los discípulos recuerdan que al subir a la barca para atravesar el lago no habían llevado pan, y se reprochan su falta de previsión. Demasiado preocupados por las necesidades materiales, no alcanzaron a comprender que Jesús hablaba de la levadura en sentido metafórico, e interpretaron esa palabra literalmente”. (Levoratti 2007:355). El Señor al darse cuenta que sus discípulos estaban haciendo la equivocada asociación entre levadura y pan (vv. 5, 7), inmediatamente les va a reprochar su poca fe (v. 8), su falta de entendimiento (vv. 9, 11) y su poca memoria (v. 9). ¡Tres amonestaciones en menos de un minuto!

El Señor había terminado una controversia teológica (al parecer enojado). A los fariseos y saduceos les dijo un par de verdades y los dejó sin darles lugar a refutación alguna (v. 4b). Cuando se encontró con sus discípulos pensó en advertirles de la doctrina o enseñanza de esos enemigos del Reino de Dios (v. 12), pero éstos estaban más que desubicados o distraídos. ¡En presencia de Aquel que alimentó a miles en un par de oportunidades (vv. 9-10), andaban preocupados por el pan que olvidaron llevar! ¡Cómo no los iba a amonestar el Señor!

La doctrina de los fariseos y los saduceos (v. 12) podía inflar la masa como la levadura, es decir influenciar de forma dañina a las personas que seguían a Jesús (incluyendo los discípulos). La figura de la “levadura” (vv. 6, 11, 12) tiene una connotación negativa de la que hay que cuidarse. Pero ¿Qué es lo que daña? ¿Cómo? Dicha doctrina/levadura perjudica la forma cómo entender las señales que hacía Jesús el Mesías. (Observe el verbo “entender” que reiteradamente aparece en los vv. 9, 11, 12). Los fariseos despreciaban las señales de Jesús cuando no lo acusaban de ser instrumento de Beelzebú. Y es que según su doctrina equivocada Jesús no era el Mesías. ¡Pero con todo le exigían hipócritamente, junto con los saduceos, a que haga más señales! ¡Sólo por tentarle! (vv. 1, 3).

Los discípulos, por lo mismo, tenían que pasar de la preocupación por el pan material (vv. 5, 7) a entender que la doble multiplicación de los panes y peces (vv. 9-10), no eran un par de señales más. Eran las señales del Reino de Dios hechas por el Mesías sufriente (según la señal de Jonás). Y no había necesidad de más señales del cielo (v. 1) para recién aceptar su mesianismo. Jesús al requerir a los discípulos fe, entendimiento y memoria (vv. 8, 9, 11) les está desafiando a distinguirse de forma notoria de los enemigos del Reino de Dios, así como a mejorar su discernimiento respecto a las señales. 

IDEA CENTRAL DEL TEXTO

Las diversas señales (o milagros) que hizo Jesús no todos lo entendieron de la forma correcta. Pero, a pesar de ello, las señales manifestaban lo que era el Reino de Dios y decían quién era realmente Jesús. Los enemigos de Jesús el Mesías nunca le entendieron ni a él ni a sus señales. Los discípulos tendrían en adelante que discernir mejor las señales para entender al Mesías sufriente.

LECCIONES QUE APRENDEMOS

Acerca de Jesús:

Jesús tiene una doble discusión (con los fariseos/saduceos y sus discípulos) para que sus señales sean comprendidas en la perspectiva del Reino de Dios. Mientras que a los primeros los trata de hipócritas, malos e idólatras; a los segundos los amonesta por su poca fe, carecer de entendimiento y poca memoria. ¡Hay que cuidarse de los que traen doctrinas erróneas!

Lecciones para todos:

Hay preguntas que responder: ¿Cómo entendemos las señales o milagros del Señor? ¿Ellas indican algo? ¿Hacia dónde apuntan? ¿Cómo se relacionan con el Reino de Dios que se acercó a nosotros? Al final del relato queda claro que los discípulos del Señor tenemos que mejorar nuestro discernimiento respecto a lo que el Señor es y lo que está haciendo. ¡Hay que cuidarnos de nosotros mismos!

Una tarea permanente -que es parte del discernimiento espiritual- es ubicar a los contemporáneos fariseos y saduceos que se presentan como religiosos, legalistas, tradicionalistas y negadores de milagros. Éstos pueden presentarse con el ropaje de la religión tradicional y sus dogmas o, incluso, como “respetables” profesores de teología. En todos los casos no comprenden las señales del Reino de Dios.

Fuentes usadas:

Carter, Warren. (2007). Mateo y los márgenes. Una lectura sociopolítica y religiosa. Navarra: Verbo Divino.

Levoratti, Armando. (2007). Evangelio según san Mateo, A. Levoratti, edit., Comentario Bíblico Latinoamericano. Nuevo Testamento. Navarra: Verbo Divino, 2ª edición revisada.

Mateos, Juan & Fernando Camacho. (1981). El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Madrid: Cristiandad.

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