10 de julio de 2017

UNA RELACIÓN MATRIMONIAL BUENA Y PERDURABLE


Ps. Martín Ocaña
El artículo lleva este título porque creo que esa es la idea fundamental cuando nos referimos al matrimonio. Nosotros creemos que el matrimonio es una relación de carácter perdurable, es decir no es un pacto que se inicia para ponerle término al cabo de un tiempo. El matrimonio es, como dicen los votos, “hasta que la muerte los separe”.   

¿Por qué iniciar el artículo con una afirmación tan primordial? Porque estoy convencido que lo fundamental del matrimonio está puesto en tela de juicio cada día en el mundo actual. Vivimos en una sociedad que aunque profesa el matrimonio (basta ver las estadísticas de cuántos se casan por lo civil), cree en ella –por regla- de una forma equivocada. Por ejemplo, cree que el matrimonio es disoluble casi por cualquier motivo (según nuestro Nuevo Código Civil hay doce causales de divorcio). 

Podemos afirmar con sobradas razones que el matrimonio ha perdido su valor. Una comparación: En tiempos antiguos se consideraba que el matrimonio era para toda la vida, y los cónyuges en consecuencia se esforzaban porque así fuese. Con ello no estoy diciendo que en los antiguos matrimonios no hayan existido problemas y hasta  separaciones. De ninguna manera. Pero hoy, sin embargo, la tendencia general es todo lo contrario. Se oye con demasiada frecuencia expresiones como: “si me caso y sale mal mi matrimonio, me divorcio”. 

Esto nos lleva al siguiente punto. Mientras más pobre y limitado sea el concepto de matrimonio que se tenga, la relación de pareja será más frágil, y por tanto más fácil será que se rompa. Si uno tiene un concepto pobre de su matrimonio no debe esperar respeto en la relación, sino incomprensión, mezquindad, etc. Y si, además, a los hijos cada día se les regala insultos y maltratos no hay que sorprenderse que el matrimonio y familia se vayan a pique, y muy pronto. 

Por el contrario, si el concepto de matrimonio tiene un sólido fundamento, entonces se puede pensar en la posibilidad de una relación de calidad. Y esta buena relación conyugal, junto con los hijos además, sólo puede ser buena –desde una perspectiva cristiana- en tanto esté en comunión con Dios. El matrimonio, debemos recordarlo, tiene su origen en Dios mismo. Él lo estableció con sus principios para que sus hijos constituyan matrimonios buenos y perdurables. ¿Qué significa esto? 

En Génesis 2:18 Dios sentó el primer principio: la complementaridad. Las parejas están llamadas a ser un par que se complementa, que se integra para perfeccionarse, para madurar en todo sentido. El segundo principio que ha dejado el Señor se halla en Hebreos 13:4. Una paráfrasis dice: “Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso”. Por lo mismo los casados tenemos la tarea de cuidarlo, de protegerlo. Y aunque no quiero desanimar a nadie, sino más bien prevenir, debo señalar que todos los matrimonios están expuestos a constantes y persistentes ataques –internos y externos- que lo convierten en algo muy vulnerable. Y en esto no existen excepciones.

He visto matrimonios que parecían tan sólidos pero de pronto se vinieron abajo como castillos de naipes, destruyendo con ello no sólo las vidas de la pareja sino también la de los hijos. No es el momento de profundizar en las causas, que a veces vienen desde el mismo inicio de la vida matrimonial o incluso desde antes, sólo me limito a señalar hechos concretos.

¿Quieres una relación matrimonial perdurable y buena? ¿Realmente la deseas? Déjame hacerte unas preguntas: ¿Cuánto amor das cada día a tu pareja y tu familia? ¿Cuánto tiempo dedicas a la comunión con el Señor en familia? ¿Cuántos recursos inviertes en que eso sea así? Aquí debemos recordar el ejemplo de Job, quien cada día desde muy temprano se preocupaba por la salud espiritual de sus hijos (Job 1:5).

El Dr. James Dobson ha escrito un magnífico libro dirigido a los matrimonios: Una luz en la noche, el cual recomiendo mucho. Dice ahí: El amor se puede definir de una miríada de formas, pero en el matrimonio, “Te amo” quiere decir: “Prometo estar a tu lado apoyándote mientras tengas vida”. Es una promesa que dice: “Te apoyaré cuando pierdas el trabajo, la salud, a tus padres, tu belleza, la seguridad en ti mismo, a tus amigos”. Es una promesa que le dice a su cónyuge: “Te ayudaré a superarte; pasaré por alto tus debilidades; perdonaré tus errores; antepondré tus necesidades a las mías; estaré a tu lado aun cuando las cosas se vean malas”

La cita anterior nos debe ayudar a ubicarnos mejor en el matrimonio. La relación perdurable y de calidad en el matrimonio no sólo es posible, sino que debe ser la meta común de todos los que entran en ella. Ya es hora que los casados –algunos de ellos por lo menos- dejen esa idea derrotista de que los matrimonios de calidad no existen, o en todo caso son sólo para unos pocos “iluminados” del Señor. No. El matrimonio de calidad es para ti y para mí, es para todos. ¿Y sabes por qué? Porque el matrimonio es una institución divina, tiene su origen en Dios mismo. Pero el reconocer este hecho implica diversas actitudes correctivas que deben comenzar hoy, no mañana.



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Tema musical: "Mi vida sin ti" (Dedicada a su esposa Pecos Romero)
Intérprete: Jesús Adrían Romero
Fuente: Vastagoproducciones

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