10 de mayo de 2016

LA NUEVA REFORMA APOSTÓLICA ¿NUEVA TEOLOGÍA POLÍTICA?


Pastor Martín Ocaña 
    La Iglesia nunca debe confundir, ni permitir que los demás confundan, expresión alguna de vida política o social con el Reino de Dios. Ni tampoco deberá la Iglesia apadrinar plan alguno de orden político.
Juan A. Mackay [1]

Introducción

El presente ensayo no pretende explicar de forma exhaustiva qué es la Nueva Reforma Apostólica (NRA)[2] o “Movimiento Apostólico y Profético” (MAP). Sin embargo, serán necesarias algunas conceptualizaciones para entender a este movimiento en constante mutación. El objetivo que me he propuesto es más modesto: analizar cuál es la comprensión del Reino de Dios que tiene la NRA y cuáles son sus implicaciones teológicas y políticas. Para llegar a este término utilizaré diversas fuentes, las cuales citaré profusamente. Debo señalar que hubiera preferido emplear la nomenclatura MAP, pero no me ha quedado más alternativa que usar NRA, pues es la que este movimiento usa para referirse a sí misma.[3]  Peter Wagner, uno de los teóricos más importante de este movimiento, argumenta el uso de ciertos términos de esta manera:


      Empleo el término ‘Reforma’, porque (…) estos nuevos odres parecen ser al menos, tan radicales como los de la Reforma Protestante hace casi quinientos años. ‘Apostólica’ denota un fuerte enfoque hacia el alcance, sumado a un reconocimiento de los ministerios apostólicos del presente tiempo. ‘Nueva’ añade un giro contemporáneo al nombre.[4]
    Luego Wagner avanza más en su explicación:

        La Nueva Reforma Apostólica es una extraordinaria obra con la que Dios cierra el siglo XX (…) cambiando la forma del Cristianismo Protestante alrededor del mundo. Durante más de quinientos años las iglesias cristianas han funcionado mayormente con estructuras denominacionales tradicionales, de un tipo u otro. Particularmente en los años noventa, pero con raíces que recorren todo el siglo, han comenzado a emerger nuevas formas y procedimientos operacionales en áreas tales como el gobierno de la iglesia local, las relaciones intereclesiales, el financiamiento, el evangelismo, las misiones, la oración, la selección y entrenamiento del liderazgo, el rol de poder sobrenatural, la adoración y otros aspectos importantes de la vida de la iglesia.[5] 
      Finalmente, el mismo Wagner presenta la NRA como un movimiento del Espíritu:
        La mayoría de las nuevas iglesias apostólicas no solamente creen en la obra del Espíritu Santo, sino que también regularmente lo invitan a que esté con ellos y traiga su poder sobrenatural. Es muy común, entonces, observar ministerios activos de sanidad, liberación de demonios, guerra espiritual, profecía, derramamiento del Espíritu Santo, mapeo espiritual, actos proféticos, ferviente intercesión y oración que da a luz, y más aún en las nuevas iglesias apostólicas.[6] 
      En suma, bien se puede decir que “Nueva Reforma Apostólica” es el nombre correcto con el cual hay que referirnos a ellos de hoy en adelante. Tanto los teólogos como los científicos sociales tendrán que dejar atrás términos como “empresas de cura y sanidad divina”, “neopentecostalismo”, “pentecostalismo autónomo”, “postdenominacionalismo”, etc., pues ninguno de ellos, al parecer, les hace justicia por ser inexactos.

      Observamos, además, que la NRA tiene todas las características –en tanto prácticas religiosas y articulaciones teológicas- de lo que se conocía como neopentecostalismo. Así, la práctica de la “teología” de la prosperidad y de la guerra espiritual es algo sustancial al movimiento. Por ello es que el apóstol Juan Ballistreri habla de la pobreza como si fuera “la lepra”. Pero esa palabra no es suya, sino –según él- del mismo Dios quien le dijo audiblemente: “Si te digo que la pobreza es la lepra del Siglo XXI, debes hacer algo. Te voy a llevar a una posición de autoridad desde la cual podrás liberar a muchas personas atadas por esta maldición”.[7]

      1. La Nueva Reforma Apostólica (NRA)

      Referirse bibliográficamente a este movimiento resulta realmente oceánico, pues sus divulgadores son una verdadera “legión”.[8]  En la NRA, además de interpretarse a sí mismos como un movimiento del Espíritu, el liderazgo tiene en su esencia las marcas del autoritarismo y mesianismo. Peter Wagner explica así el don de apóstol:
        El don de apóstol es la capacidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo que les permite asumir y ejercer el liderazgo sobre un cierto número de iglesias con una autoridad extraordinaria en asuntos espirituales, que es reconocida y apreciada por estas iglesias. (…) Puede hacer demandas que parecen autocráticas, pero que son aceptadas de buena gana por los cristianos, porque le reconocen su don y la autoridad que va con él.[9]
      Y aunque la cita ya de por sí es elocuente, el teólogo Bernardo Campos añade que los nuevos apóstoles constituyen una nueva estructuración del poder religioso en la que se colocan en un nivel superior en la jerarquía del liderazgo existente. Además reconoce que en la práctica pasan a tener un poder nunca antes visto y que no se puede resistir o cuestionar, pues “resistirse a aceptar su autoridad es como resistirse a la autoridad divina delegada por el Espíritu Santo”.[10]  Como este modelo de liderazgo no se puede sostener con el Nuevo Testamento –y tampoco con el Antiguo Testamento bien leído- entonces la NRA apela a “la historia”. Pero como la historia es un terreno polisémico, entonces ellos plantean su propia versión –cosa muy común en el contexto de la postmodernidad- pero que en realidad es una tergiversación de lo que hasta acá hemos conocido.[11]  Lo que sigue es una constatación de lo que sostenemos.

      1.1. Bases “bíblicas” e “históricas” de la NRA

      La NRA algunas veces busca legitimarse, o hacerse creíble por lo menos, a partir de las fuentes de autoridad que los cristianos aceptamos. En el caso de las comunidades evangélicas las Escrituras tienen un lugar de suma importancia, pues se entiende que todo el quehacer teológico y misiológico se fundamenta en ella. Lo anterior explica la aparición de una novedosa relectura de la NRA llamada “hermenéutica del Espíritu”, que no es sino “un método de interpretación de la realidad a partir de una interpretación de las Escrituras, pero a la luz de la iluminación del Espíritu Santo para la cotidianidad de la vida religiosa”.[12]  Esta “hermenéutica” por cierto, conoce de ejemplos bien concretos. 

      ¿Teoría hermenéutica o teoría política?

      El apóstol costarricense Rony Chaves, comentando 1 Corintios 12:28 (“Y a unos puso Dios en la Iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, …”), dice: “Esto implica que el ‘Orden Jerárquico’ en la Iglesia no es de naturaleza ‘Democrática’ sino Teocrática”. Y más adelante, explicando el ministerio de los apóstoles, sostiene que éstos “son parte fundamental en el establecimiento del Reino de Dios”.[13]  Este tipo de “exégesis” es producto de la llamada hermenéutica del Espíritu, que en realidad es una teoría que pone el acento en el intérprete –y sus pre-comprensiones que no pretende corregir- y no en lo que realmente dice la Biblia, porque ésta les interesa sólo de forma selectiva.

      Se observa también que, para Chaves, los apóstoles son pieza fundamental en el establecimiento del Reino de Dios en la tierra. Este pensamiento, pasando revista a los últimos veinte años, es coherente con la ideología de la NRA. A mediados de los noventa era muy común escuchar en los congresos apostólicos conferencias como “Ensanchar las tiendas” o “Poseer la tierra”. Hoy prefieren disertar sobre “Restaurar la creación” o “Restaurar la tierra”. Veamos:
        La restauración nace en Dios; Él inicia el proceso Redentivo y Restaurador del Universo. La Sabiduría Infinita del Creador se ve manifestada en Su Plan Redentor, a través de enviar a su Hijo Jesucristo para derrotar a satanás en el Calvario, y desatar la restauración del género humano y la creación, Jesús vino a restaurar lo que se habla perdido. Aleluya. El concepto de Restauración está en Dios mismo. Él es el Restaurador por excelencia.[14] 
      Esto tiene implicancias tanto “ministeriales” como políticas. Dios está haciendo surgir, en palabras de Chaves, “Apóstoles para una transformación social”. Luego continúa argumentando:
        Dios está levantando apóstoles con unción y visión para afectar socialmente sus ciudades. Esto incluye crecimiento de la Iglesia, moralidad pública, así como la transformación económica, gubernamental y educacional. Esto implica que barrios, comunidades, regiones, ciudades y naciones recibirán el impacto apostólico. Apóstoles territoriales y de ciudad son necesarios para traer Reforma y transformación.[15] 
      Hechos de los Apóstoles y la historia de la iglesia

      Una lectura atenta de los panfletos, textos en el Internet, documentos oficiales y hasta libros producidos por la NRA, evidencia que el libro de los Hechos de los Apóstoles tiene un lugar prominente y privilegiado en sus argumentaciones y teorías. El médico Lucas, a quien una tradición cristiana le atribuye la redacción de El evangelio de Lucas y Hechos de los apóstoles, se ha convertido en el “historiador” y “teólogo” favorito de la NRA. De ahí las constantes referencias a este misionero y escritor del siglo I. ¡Y claro, cómo no iba a ser así, puesto que Lucas privilegia la acción del Espíritu Santo![16]

      Para decirlo en otras palabras: algunos expositores de la NRA –en la práctica- han reducido la totalidad de los libros del Nuevo Testamento a los escritos de Lucas. Es decir, han creado un canon dentro del canon ya existente, cosa muy común en las agrupaciones y movimientos que entienden de manera selectiva la revelación bíblica. Pero más aún, los escritos de Lucas –particularmente Hechos- lo leen desde la llamada “hermenéutica del Espíritu”. En opinión de Peter Wagner,
        El libro de Los Hechos no es una pieza de museo. Es un texto guía dinámico en que se nos explica cómo penetra en nuevos territorios el Evangelio de Jesús, acompañado con el poder del Espíritu Santo. (…) La investigación sobre la obra misionera está acumulando un cuerpo de materiales que indica que en todo el mundo el Evangelio se extiende de manera más rápida cuando hay señales y prodigios que lo acompañan.[17]
      Hechos, entonces, se convierte en una guía, en un criterio, que permite ver cómo opera el Espíritu Santo en la historia, en las misiones y en el mundo. Una de las proposiciones más conocidas de la NRA –siguiendo la idea anterior- es que el Espíritu Santo fue acallado por la iglesia institucional y los poderes terrenales.[18]  Rony Chaves, en su relectura de la historia de la iglesia, sostiene enfáticamente:
        Constantino, el Emperador romano, adoptó al cristianismo como religión del estado y prostituyó entonces la Casa de Dios. El resultado de años posteriores fue el surgimiento de la Iglesia Católica Romana; el intento mayor de satanás de ahogar el mover profético y apostólico del Espíritu Santo. El Imperio impuso pastores y una estructura babilónica que poco a poco fue anulando el patrón bíblico apostólico y la Iglesia fue devastada y descortezada cual árbol arruinado, según la profecía de Joel 1. Las consecuencias vinieron contra todo lo establecido por el Padre. Desaparecieron los apóstoles y los profetas, la unción, el poder y los milagros. Poco a poco, el paganismo tomó los altares y se perdió la vida y manifestación del Espíritu. La oscuridad envolvió a la Iglesia dejándola por siglos a merced de la devastación del diablo y sus tinieblas religiosas.[19]
      Y refiriéndose a la Reforma del siglo XVI, dice Chaves:
        La Reforma Protestante de Lutero fue una reforma muy ligada a la renovación de la doctrina de la fe fundamental; fue una Reforma de la Fe. La actual Reforma del Espíritu es más una reforma de la práctica. Concierne a gobierno y administración eclesiásticos y ministerios. Es una Reforma Apostólica. Se ciñe a traer cambios sustanciales en la forma de gobernar, dirigir y administrar la Iglesia y sus ministerios.[20] 
      Wagner, al hacer un recorrido desde la Reforma del siglo XVI a la época actual, añade:
        Mi punto de partida es que en la Reforma Protestante se colocaron los cimientos teológicos necesarios: la autoridad de las Escrituras, la justificación sólo por la fe y el sacerdocio universal de todos los creyentes. El movimiento Wesleyano introdujo la demanda de una santidad personal y corporativa. El movimiento Pentecostal bosquejó la obra sobrenatural del Espíritu Santo en una variedad de ministerios de poder. El oficio de intercesor fue restaurado en los años setenta, y el oficio del profeta fue restaurado en los ochenta. La pieza final llegó en los noventa con el reconocimiento del don y el oficio del apóstol. La Nueva Reforma Apostólica es la forma actual en la que Dios está rescatando el gobierno teocrático de la Iglesia.[21]
      Más aún, Wagner cree –o quiere hacer creer a sus lectores- que:
        La NRA representa el cambio más radical en la manera de ser iglesia desde la Reforma Protestante. Este no es un cambio doctrinal. Nos adherimos a los principales postulados de la Reforma: la autoridad de la Escritura, la justificación por la fe, y el sacerdocio de todos los creyentes. Pero la calidad de la vida de la iglesia, el gobierno de la iglesia, el culto, la teología de la oración, los objetivos misionales, la visión optimista para el futuro, y otras características, constituyen un gran cambio del protestantismo tradicional.[22]
      En el Perú el mayor propagandista de la NRA –a nivel de producción bibliográfica- es Bernardo Campos, muy vinculado al apóstol Samuel Arboleda (ambos conocidos ex-ecumenistas de la teología de la liberación). Para sustentar la NRA Campos apela a una tendenciosa observación de carácter histórico:
        Los primeros cristianos, eran apenas unos doce hombres contra toda la religión judía, y sin embargo, su seguimiento a la Verdad de Cristo produjo el Cristianismo que ahora conocemos. Los reformadores del siglo XVI, igualmente, eran unos cuantos “iluminados” frente a un Magisterio representativo de la Iglesia Universal, pero la locura de estos pocos condujo a la renovación de toda la iglesia, dando lugar también al surgimiento del protestantismo (…) La herejía de hoy [e.d. el nuevo apostolado], como reza el dicho, se convertirá en el dogma del mañana.[23]
      1.2. El “Reino de Dios” ¿Clave hermenéutica?

      Que el tema del Reino de Dios está presente en el discurso de la NRA, ni dudarlo. El folleto propagandístico del apóstol costarricense Roberto Bonilla dice “que posee un gran conocimiento de las verdades apostólicas del Reino de Dios y cómo establecerlas en la tierra y derribar las fortalezas que el enemigo edifica en las naciones, pueblos y familias”.[24]  De igual manera, del apóstol Guillermo Maldonado se dice que “es un hombre llamado a establecer el reino de Dios a nivel local e internacional”.[25]  Por su parte Juan Zuccarelli, testifica del “reino de Dios en la cárcel de Olmos”,[26]  y el libro de Peter Wagner Oración de Guerra [27]  se subtitula Cómo buscar el poder y la protección de Dios en la lucha por edificar su reino. Finalmente Bernardo Campos, en su ensayo Visión de Reino, complementa lo anterior en los siguientes términos:
        La misión consiste según el MAP (NRA) en hacer manifiesto el Reino de Dios en la tierra, destino final del hombre, lo que implica conseguir un nuevo orden social, un estado de justicia y paz (la shalom, en términos bíblicos). Esa, y no otra, es la impronta que mueve la tarea suprema de la Iglesia. El crecimiento de la Iglesia ya no es más lo central.[28]
      De los párrafos anteriores bien se puede deducir que la expresión “Reino de Dios” tiene varios sentidos en la NRA. Parece ser: (1) Una suerte de “principios” espirituales que han de aplicarse a las realidades terrenas, donde se encuentran las fortalezas a ser derribadas; (2) Un gobierno personal de Dios sobre los individuos; y (3) Una realidad social a edificar o construir en la tierra. Esta última acepción es sorprendente, pues se suponía que eran los teólogos latinoamericanos de la liberación quienes enseñaban que el Reino de Dios podía edificarse en la tierra.

      Si bien estos son los sentidos de la expresión “Reino de Dios”, todos ellos tienen connotaciones presentes, terrenales, y que dejan poco lugar o nada a un Reino de Dios “escatológico”. La escatología parece no interesarles mucho, pues la ideología de moda parece controlar todo el andamiaje teológico de la NRA. En esto hay un gran paralelismo con el viejo liberalismo teológico del siglo XIX y con el Evangelio Social de inicios del siglo XX, ambos tan optimistas de lo que podía construirse en las realidades terrenas.

      Si la observación anterior es cierta, entonces ¿cuáles son los énfasis que vienen a tener relevancia en el discurso de la NRA? Los milagros, las señales, los prodigios, los cuales evidencian el Reino de Dios.[29]  En este sentido, las señales parecieran ser más importantes que el mismo Reino de Dios. Las señales son algo así como su epifanía y que muestra el poder de Dios, aunque más exactamente muestran el poder de los apóstoles, quienes son los que realizan dichas señales. 

      ¿Reino de Dios o Reino de los apóstoles?

      La pregunta no es capciosa y tampoco tiene la intención de confundir o desviarnos de un tema fundamental para la teología cristiana. En opinión de James Leo Garrett, el Reino de Dios es “uno de los términos bíblicos y conceptos cristianos más significativos [que] ha tenido especial importancia para la teología cristiana durante los siglos XIX y XX”.[30] Paso seguido, Garrett nos recuerda que, particularmente en la era moderna, el Reino de Dios ha sido entendido como: (1) Un ideal socio-ético (A. Ritschl, Socialismo Cristiano, Evangelio Social); (2) Un Reino milenario judío postergado (el Dispensacionalismo); (3) El Reino apocalíptico de Dios pero frustrado por la muerte de Jesús (J. Weiss y A. Schweitzer); y (4) El Reino de Dios realizado en Jesús (C. H. Dodd). 

      Pero ninguna de estas comprensiones del Reino de Dios, que resume Garrett, se compara a la propuesta de la NRA. Bernardo Campos explica cómo se da esa relación entre Reino de Dios y el “reino de los apóstoles”. Luego de señalar que “la doctrina del Reino de Dios es el nuevo eje sobre el cual girará todo el corpus doctrinal y el que guiará los actos rituales, las formas de organización, así como su eticidad y sus prácticas sociales”, sostiene que eso implica “un giro copernicano”. ¿Qué significa éste? Dejemos hablar a Campos:
          - Reinaremos aquí en la tierra, y no en el cielo;
          - Que somos reyes, profetas y sacerdotes aquí y ahora;
          - Que tenemos autoridad sobre los ángeles y que éstos están a nuestra disposición para completar la misión de establecer el Reino de Dios sobre los nuevos cielos y la nueva tierra.[31] 
      De un total de diez características del giro copernicano, que sostiene Campos y la NRA, tres tienen que ver con el reinado de los apóstoles como Peter Wagner, Rony Chaves, Cash Luna, Raúl Vargas, Harold Caballeros, y otros más que están en todo el continente. ¿Dónde van a reinar los apóstoles? En la tierra. ¿Qué son aquí y ahora? Reyes, profetas y sacerdotes. ¿Sobre quiénes tienen autoridad? Aún sobre los ángeles.

      El “giro copernicano” de la NRA, como se constata, tiene que ver más con política y economía que estrictamente con el Reino de Dios, por lo menos tal como se le había entendido antes a éste. Si se trata de procurar un nuevo orden social entonces es obvio que se está hablando de política. Lo cierto es que los apóstoles quieren poder pero no para que reine Dios sino ellos. Ese es el meollo de su teología política. Pero para comenzar con ese programa primero hay que cambiar las estructuras democráticas de la iglesia, donde ya reinan. El apóstol venezolano Elías Rincón, sostiene:

      La democracia no funciona como tal dentro de la iglesia. La iglesia debe ser regida por un gobierno teocrático, en el que existe un claro reconocimiento de los ministerios y los dones bíblicos. (…) En el apostolado se da el reconocimiento a una autoridad espiritual, a la que están sujetos los pastores, los profetas, los maestros y los evangelistas, que son los otros ministerios de que habla Pablo a los efesios.[32] 
        La democracia, en cualquiera de sus expresiones, siempre será un obstáculo para el reino de los apóstoles. Incluso, algunos de éstos llegan a sostener que en la iglesia “mejor es una buena dictadura –la de ellos- que una mala democracia”. Personalmente varias veces les he escuchado decir: “En la iglesia no debe haber democracia sino teocracia, pues es Dios quien gobierna”. Pero es claro que se trata de una frase aparentemente piadosa y hasta “bíblica”, aunque sólo tiene el propósito de apuntalar su poder.
      Se puede decir legítimamente que el plan, el proyecto final de la NRA es imponer su idea de “teocracia” a la sociedad entera, si es que acaso llegasen a “reinar” en ella. Mejor deberían plantear, de una vez por todas y sin ambigüedades, que lo que buscan es un “gobierno apostólico mundial” (y no precisamente el Reino de Dios). Estas posturas, evidentemente mesiánicas, han generado una serie de reacciones que se justifican desde todo punto de vista. Incluso un influyente pastor pentecostal señala con preocupación lo siguiente:
        Ha nacido una casta sacerdotal ávida de poder o, para decirlo de otra forma, quienes intentan adueñarse del poder y hacer uso discrecional de él. (…) Empezamos el siglo XXI con el redescubrimiento del ministerio apostólico. Y ahora los viejos evangelistas transformados en profetas se reciclan como apóstoles. (…) Hemos experimentado una centralización del poder que nos acerca a la iglesia católica y nos aleja de la tradición protestante. El ‘sacerdocio’ está cada vez más en las manos de unos pocos iluminados.[33]
      1.3. Propuestas eclesiales y articulación política

      Es un equívoco creer, por lo anteriormente visto, que la NRA tiene que ver estrictamente con un proyecto eclesial. No. La reforma que plantean en realidad es de carácter social-económica. Se trata de toda una revolución cultural que casi no se diferencia en sus contenidos de las propuestas mesiánicas provenientes del reconstruccionismo estadounidense, sino tal vez sólo en sus actores principales (los apóstoles). 

      Cindy Jacobs en su libro El manifiesto de la Reforma –prologado por Peter Wagner- sostiene que “nuestros tiempos requieren una nueva reforma, no como la antigua que llamaba a la reforma solamente de la Iglesia”.[34]  Se trata ciertamente de una lectura malintencionada de la Reforma Protestante, hecha tan sólo con el objetivo de destacar que la NRA sí traerá una reforma integral la cual abarcará todas las esferas de la vida.

      ¿Renovación de la iglesia o reordenamiento de lo social?

      Cindy Jacobs, de hecho, no habla por sí misma sino por el movimiento que representa. Es una generala de oración y líder de la NRA. Y la reforma a la que alude, obviamente, implica un proyecto político. Pero dicho proyecto ¿está explicitado en algún lugar? Que sepamos ningún apóstol se ha dado la molestia de hacerlo. Y tal vez nunca lo hagan, pues lo obvio no necesita discernimiento ni definición alguna. Pero algo se puede deducir, de por dónde se orienta dicho proyecto y cuál es su orientación ideológica, observando el comportamiento político de los líderes de la NRA. 

      En ese sentido, un debe plantearse las siguientes y necesarias preguntas ¿Con quiénes se reúnen a tomar desayunos y convocan a la prensa para las fotos? ¿A quiénes visitan y llevan regalos? ¿A favor de quiénes oran públicamente ante las cámaras? ¿Con qué políticos y dignatarios se toman fotos, las cuales luego lucen en sus oficinas? ¿A quiénes invitan a sus congregaciones para ciertos “eventos especiales”? El refrán popular “dime con quién andas y te diré quién eres”, en este caso, resulta más que apropiado.

      El apóstol Rony Chaves sostiene que en este nuevo ordenamiento eclesial-social las diversas “esferas apostólicas” tienen un papel crucial. Así, en “la esfera apostólica de autoridad” se encuentran los: (1) Apóstoles Horizontales; (2) Apóstoles Verticales; y (3) Apóstoles del Mundo Comercial, es decir, de mercadeo o de mercado. 

      Las características de estos tres tipos de apostolado consiste en que mientras los apóstoles “horizontales” son básicamente ministerios de relación –para lo cual cuentan con apóstoles de convocación, apóstoles embajadores, apóstoles de movilización y apóstoles territoriales-, los apóstoles “verticales” son líderes de organizaciones eclesiásticas, denominacionales apostólicas o redes. Los apóstoles “del mundo comercial”, por el contrario, “tienen su cobertura en una Iglesia local pero su ministerio primariamente lo realizan fuera de la Iglesia Nuclear, es decir, en la Iglesia Extendida (política, comercio, deporte, etc.)”.[35] 

      De hecho, esta organización apostólica más parece un magisterio cuyo modelo es la Iglesia Católica Romana. Y aunque Chaves no es del todo claro cuando se refiere a la “Iglesia extendida”, una vez más comprobamos que la iglesia en esta perspectiva se vincula (¿o se extiende?) a la política, al comercio, etc. Esto es la esencia de la NRA, por tanto es lo innegociable y/o lo irrenunciable, pues constituye su razón de ser.[36]  Justamente por eso es que deben defender el proyecto de la NRA que cuenta con oponentes o enemigos.
        ¿Quién se opone a la Nueva Reforma Apostólica? Desde luego, el primer opositor a toda Reforma Apostólica es el diablo. Su reino se vendría abajo si esta ocurriera hoy. Pero son en verdad, las estructuras babilónicas las que harán todo lo posible por detenerla. Los espíritus allí reinantes harán la guerra para impedirla. Aún, tristemente hay que decirlo, estructuras evangélicas religiosas y anacrónicas (no funcionales) harán lo que puedan por frenar esta Reforma de Dios.[37]
      No podía faltar una dosis de maniqueísmo a las ideas mesiánicas –y hasta milenaristas- de la NRA. El fundamentalismo, que les es inherente, encuentra en toda oposición al diablo y su respectivo correlato terrenal, es decir a “las estructuras evangélicas y religiosas” que no son sino “estructuras babilónicas” donde gobiernan los espíritus demoníacos. ¿Quiénes son éstas en el terreno de lo concreto? Líderes, pastores, teólogos, editoriales, iglesias locales, denominaciones, facultades teológicas, etc., incluso cualquier creyente, que coincidan en no estar de acuerdo con la NRA. 

      Apóstoles en política ¿servicio o poder?

      El tema de los evangélicos en política tiene una larga historia y que no podemos, por cuestiones de espacio, siquiera sintetizar. Lo que sí resulta relativamente novedoso es que sean líderes de la NRA, y hasta los mismos apóstoles, quienes ahora se involucran en política. Pero no procuran cualquier cargo político sino que quieren involucrarse en “política grande” (alcaldías, gobiernos regionales, congreso y hasta la presidencia de la República). Muchos ejemplos de esto se encuentran presentes en toda América Latina.

      Norberto Saracco cree que “a medida de que la iglesia evangélica latinoamericana se transformó de una minoría imperceptible en una minoría perceptible, creció la conciencia sobre las posibilidades que la iglesia tendría para la transformación social”.[38]  Y si bien esta afirmación se refiere a los evangélicos en general, se aplica de manera directa a la NRA, quienes partiendo de una mentalidad mesiánica y una teología de guerra espiritual ahora pretenden gobernar el mundo. Saracco añade:
        Dentro de una teología de espíritus territoriales y guerra espiritual se pensó que una sociedad podría ser transformada si se llevaban a cabo los pasos estratégicos, tácticos y espirituales que dieran la victoria. Esta acción espiritual, que en términos militares ocuparía el papel de la aviación, debía completarse con la toma de posesión efectiva del territorio. Es decir, era necesario que los cristianos se prepararan para ocupar los sitios de gobierno y poder.[39]
      Sobre este tema la experiencia peruana resulta ilustrativa. Los apóstoles –y las esposas de éstos- han postulado últimamente a altos cargos de la política. Por ejemplo, el apóstol Marcelino Salazar ha postulado al congreso ya dos veces, una por el “Partido Aprista” y otra por “Restauración Nacional”. Por su parte, el apóstol –y ahora también “embajador”- Alberto Santana ha postulado una vez por el “Partido Aprista”. Y el apóstol Samuel Arboleda ha postulado al Parlamento Andino en la lista de la “Alianza por el Gran Cambio”. También postularon las “profetas”, Alda Lazo e Iris Huidobro, por “Solidaridad Nacional” y el “Partido Aprista” respectivamente. Cabe señalar que Alda Lazo es esposa del apóstol Peter Hornung, de la Comunidad Cristiana Agua Viva, mientras que Iris Huidobro es esposa del apóstol Marcelino Salazar, del Tabernáculo de Lima.[40] 

      Estos datos empíricos revelan que: (1) No importa el partido o movimiento político por el cual se postula; (2) Al parecer tampoco importa mucho la ideología que comportan ni las propuestas de gobierno o plan de acción de dichos partidos; y (3) Interesa llegar al poder sin importar el partido por el cual se llega. Esto indica que: (1) Al parecer no habría una ideología política específica y manifiesta en los apóstoles; y (2) Mucho más importante que el proyecto político –del partido o de la nación- está el proyecto personal y económico. Para decirlo en términos más claros y precisos, lo único que les interesa a los nuevos apóstoles es el prestigio, el poder y la plata.

      Sobre esta experiencia particular, pero que bien se puede ampliar a todos los países de América Latina, se puede concluir con Saracco que “es lamentable ver líderes (…) que caen bajo la seducción del poder y aceptan candidaturas políticas sin más antecedentes que su ministerio. Debemos preguntar: ¿Cuál ha sido su militancia? ¿Cuál ha sido su preparación? ¿Cuál es su ideología para la transformación social?”.[41]  Y más aún, ¿realmente buscan la transformación social o tan sólo la transformación personal?

      2. Una evaluación de las propuestas de la NRA

      Somos de la opinión que ya es tiempo de hacer una evaluación teológica a la NRA. Mantengo esto porque existe una opinión muy difundida –que viene de los simpatizantes de la NRA- y que dice que aún es muy temprano para emprender tal valoración. Me parece que esto sería postergar de forma irresponsable algo que ya urge hacerlo, más aún si se trata de un movimiento que comenzó a expandirse en el continente desde hace casi tres décadas y cuyos efectos se ven en todo orden.[42] 

      2.1. El tema de la “autoridad” en la NRA

      En el libro ¿Para qué sirve la teología? Alberto Roldán estudia el tema de la autoridad dentro del cristianismo, no sólo porque es de importancia capital, sino porque “en último análisis, todas las cuestiones de esta vida se tienen que decidir por la noción de autoridad”.[43] Efectivamente, el cristianismo no se puede entender sin la autoridad sobre la cual ha construido su andamiaje teológico. Y la autoridad, particularmente desde la Reforma Protestante, ha tenido como pilar la Biblia. De ahí que haya insistido en la “Sola Escritura” como autoridad única y final.

      En la NRA quien ha resumido de forma clara el tema de la “autoridad” es Peter Wagner: “¡Dios habla directamente a su pueblo hoy día! Algunos se sorprenderían de cuántos cristianos inteligentes y de buen corazón no pueden creer esto. Piensan que toda la revelación de Dios a su pueblo está en la Biblia”.[44]  Este es, en nuestra opinión, el meollo del asunto y lo que hace de la NRA algo totalmente distinto a los protestantismos, a los pentecostalismos clásicos y a las otras formas de ser evangélicos en América Latina.

      “Dios habla hoy directamente” significa que: (1) La Biblia no es suficiente como autoridad en lo que respecta fe, doctrina y praxis; (2) La palabra de Dios no está limitada por el canon que se expresa en la Escritura, sino que va más allá de ella; y (3) Dios habla hoy por otras formas o medios, que en la práctica de la NRA se conocen como los “rhemas”, supuestamente una voz fresca y que puede en algunos casos ser hasta audible.

      “Dios habla hoy directamente” remite también a una serie de experiencias supuestamente del Espíritu, y que representa “un canal abierto de Dios” por el cual se comunica –no pocas veces- al margen o en contra de la misma Escritura. Por eso es muy común escuchar en boca de los apóstoles expresiones como “Dios me ha dicho…”, pero que en clave de la NRA no son otra cosa que los rhemas que dicen haber recibido.

      Visto históricamente el problema no es nuevo, pues han sido diversos los personajes y movimientos que han apelado a ese tipo de autoridad fundamentados en la experiencia, según éstos siempre provenientes del Espíritu Santo. Sobre el particular Juan Calvino señalaba acertadamente que:
        Cuando Dios nos comunicó su Palabra, no quiso que ella nos sirviese de señal por algún tiempo para luego destruirla con la venida de su Espíritu; sino, al contrario, envió luego al Espíritu mismo, por cuya virtud la había antes otorgado, para perfeccionar su obra, con la confirmación eficaz de su Palabra.[45]
      Un rápido trabajo de campo en las diversas comunidades de la NRA indica que gran parte de su discurso teológico apela a las experiencias (y con mucha más frecuencia a las emociones). En lo personal he conversado este tema con apóstoles –de varios países de América Latina- y siempre he escuchado el mismo razonamiento: “es que tú no has experimentado lo que nosotros”.[46]  

      Pero ¿qué es lo que pretende la NRA al fundamentar sus propuestas teológicas en la experiencia? Creo que hay dos respuestas posibles: (1) Abrir la revelación de Dios, dejando atrás el canon heredado; y (2) Traer una nueva revelación, dejando atrás la tradición o memoria. Ambas respuestas, evidentemente, procuran que el cristianismo deje de ser “la religión del libro” para convertirla en la religión de la experiencia, del sentimiento y de la emoción. La “Sola Escritura” cede su lugar, de esta manera, a la “Sola Experiencia”.

      Abrir la revelación de Dios –en el nombre del Espíritu- ha sido la tentación de los “iluminados” o “ungidos” a lo largo de la historia, tanto en el judaísmo (los apocalípticos, por ejemplo) como en el cristianismo (hay muchos ejemplos). Y no solamente en estas religiones, sino prácticamente en casi todas las que se fundamentan en un “texto sagrado”. Lo cierto es que los nuevos “iluminados” procuran romper el canon establecido, porque éste es uno de los mayores escollos que encuentran en el camino. Como sabemos, el canon teológicamente “apunta a una clausura en la interpretación de los textos transmitidos, y una forma de asegurarse contra la desviación de la doctrina”.[47]  Croatto añade algo más:
        Un canon no aparece de un día para otro. Las tradiciones se van constituyendo en un largo proceso de apropiación, formalización, relecturas, etc. Sólo en una cierta etapa de su itinerario se toma conciencia de que hay un corpus de textos que las expresa adecuadamente.[48]
      Ese corpus, sin embargo, llega históricamente a una definición formal, que en nuestro caso se encuentra en los sesenta y seis libros canónicos. El canon es tanto punto final (ya no puede haber otras revelaciones escritas más) como punto de inicio (Dios sigue hablando, sólo que por medio del texto canónico). La NRA al superar el canon, en consecuencia, asume otra fuente de autoridad que los distingue del cristianismo por más que se crean o se hagan llamar “la Tercera Ola del Espíritu Santo”.

      Pero superar el canon tiene otra implicación más: niega la tradición, la memoria que dio origen al movimiento, en este caso al cristianismo. La fe cristiana es ante todo una fe basada en la “memoria”, es decir fundada “en el recuerdo de hechos históricos que van siendo rememorados a lo largo de los siglos”. Como dice Hoornaert, “los cristianos saben muy bien que su religión se mantiene en pie o se viene abajo con la veracidad de su memoria”. [49] Y esa memoria remite directamente a Jesús el Cristo, vehículo de salvación y esperanza.

      El sociólogo de la religión Paulo Barrera ha estudiado con detenimiento la sociología de la transmisión religiosa, y encuentra –en base a su trabajo de campo en Lima y Sao Paulo- que los nuevos movimientos, como la NRA, transmiten su doctrina no tanto apelando a la memoria y a la tradición sino a las emociones religiosas.[50]  En ese sentido, la NRA coincide con el viejo proyecto fundamentalista de “domesticar la razón protestante”.[51] 

      Lo anterior implica en lo concreto que lo heredado ya no cuenta más. Como reconoce el apóstol Pablo Deiros, la NRA más que estar orientada al pasado (la “herencia recibida”), está orientada a la “visión recibida”, es decir al futuro.[52]  Pero ¿quién o quiénes reciben “la visión”? Los apóstoles como Peter Wagner y Rony Chaves, por citar tan sólo dos nombres. ¿Qué herencia recibida desechan? Toda la historia del cristianismo, es decir, sus formas de gobierno eclesial, sus doctrinas aceptadas y desarrolladas, las diversas formas de hacer teología, etc. La NRA, de esa manera, llega a fundar una nueva religión.

      2.2. La teología del Reino de Dios en la NRA

      No cabe duda que el Reino de Dios ha tenido diversas comprensiones y desarrollos en América Latina. Siguiendo a Mortimer Arias, se puede afirmar que aún se encuentran diversos “eclipses” o reducciones de la misma, tales como: la reducción apocalíptica (el Reino cataclísmico), la reducción evangélica (el Reino interior), la reducción liberal (un nuevo orden social) y la reducción carismática (el Reino de la euforia).[53]  Y aunque el planteamiento de Arias puede parecer demasiado esquemático –e incluso anticuado dado lo dinámico y cambiante de los movimientos teológicos-, sin embargo nos ayuda a ver el panorama de manera general. En un trabajo posterior, Arias ofrece una definición con la que es difícil no estar de acuerdo:
        El reino de Dios, anunciado por Jesús, es multidimensional y lo abarca todo. Es una realidad tanto presente como futura. Tiene que ver con cada criatura individual y con la sociedad entera. Iba dirigido inicialmente a “las ovejas perdidas de la casa de Israel”, pero estaba destinado al “mundo entero” y hasta “los confines de la tierra”. Abarca todas las dimensiones de la vida humana: la física, la espiritual, la personal y la impersonal, la comunitaria y la social, la histórica y la eterna. Y abarca todas las relaciones humanas: con el prójimo, con la naturaleza, y con Dios.[54]
      Luego, Arias precisa:
        El mensaje y la perspectiva del reino de Dios siempre ha estado allí en el texto bíblico, en la memoria de la iglesia, y en la misión del pueblo de Dios. Ha sido una memoria subversiva. Lo que ha ocurrido en ciertos periodos ha sido la desaparición del lenguaje del reino o la reducción del reino a una única dimensión.[55]
      Esta última observación de Arias nos ayuda a evaluar la propuesta teológica-política de la NRA respecto al Reino de Dios. En los años setenta y ochenta, en círculos evangélicos latinoamericanos aparecieron aportes bíblico-teológicos sobre el tema, dado que algunos movimientos como “Iglesia y Sociedad en América Latina” (ISAL) y la teología de la liberación tenían un planteamiento tan específico como desafiante: el Reino de Dios debía ser construido, particularmente bajo la forma de cierto sistema social, cuyo sujeto social privilegiado eran los pobres.

      Los aportes evangélicos debieron haber proseguido, pero lamentablemente hubo un decaimiento en la reflexión sobre el Reino de Dios. No es que no han aparecido ensayos sobre el tema, sino que éstos casi no han abordado los temas acuciantes que reclaman atención en el actual contexto cultural-político-económico latinoamericano. En ese sentido, la NRA con la metáfora del Reino ha venido a llenar cierto vacío teológico aunque, en términos de Arias, “eclipsándolo”.

      La NRA, por ejemplo, recupera la historia como lugar de salvación. El problema es que no reflexiona lo suficiente sobre esa historia. Y tal vez no lo haga nunca pues prefiere seguirla acríticamente. Si los intérpretes de esa historia –sean éstos políticos, publicistas, empresarios, etc.- dicen que lo terrenal es para disfrutarlo al máximo, y particularmente en los términos del mercado neoliberal, la NRA seguirá traduciendo esa ideología como teología de la prosperidad. En ese sentido se adaptan bien al “espíritu del siglo” aunque quieran aparecer como “contextuales”.

      Y justamente por ser tan “contextuales” es que la NRA olvida una función esencial a todo discurso teológico: la función profética, tan presente en las diversas experiencias evangélicas en América Latina en los últimos cien años. La voz profética ha sido parte de nuestra historia y no se la puede desechar así nomás. Cierto que la NRA tiene “profetas” y “profecías”, pero con el único propósito de fortalecer y legitimar el ministerio apostólico y profético. ¿Alguien conoce una crítica de los nuevos apóstoles al sistema económico imperante? Hay que decirlo sin ambigüedades: la NRA se ha constituido en una religión completamente inofensiva al sistema.

      Si los intérpretes arriba aludidos, además, encuentran en el ser humano, en la naturaleza y aun en el cosmos “lo espiritual” y hasta “lo sobrenatural” –entendiendo por ellas casi cualquier cosa-, la NRA adoptará y adaptará ese discurso pero en clave de guerra espiritual. Llama la atención cómo en el actual contexto la NRA sigue enfatizando lo demoníaco (espíritus, ataduras, posesiones, etc.), mientras que ha dejado a la Nueva Era que explore y explote todo lo relacionado a los ángeles y las supersticiones.

      Y si en los actuales procesos históricos predominan cada vez más los verticalismos políticos, por más que se revistan de “democráticos”, esa será el modelo eficaz de ejercer el liderazgo en las instituciones de la sociedad, sean éstas estatales o privadas; “seculares” o religiosas. A eso le llaman “liderazgo gerencial” y “liderazgo de calidad total”. ¿Sorprende que estos verticalismos y formas de ejercer el poder sean parte de la esencia del “ser apóstol” en la NRA?[56]

      A modo de conclusión

      1) La NRA, por lo que hemos visto, es un movimiento religioso contemporáneo con grandes pretensiones políticas. Para lograr su propósito político no duda en acudir a la metáfora bíblica del Reino de Dios, la cual ocupa un lugar importante en sus argumentaciones.

      2) Pero el  Reino de Dios –en la perspectiva de la NRA- tiene una ubicación y un contenido terrenal. La meta de la NRA es la construcción del Reino de Dios en la tierra. Creen que tal empresa es posible. Y los apóstoles, y el movimiento mismo, tienen un rol preponderante en ella.

      3) Hemos podido comprobar, también, que la NRA es mucho más que una reforma eclesial. Esto es algo que algunos críticos de dicho movimiento no lo han visto aún con la suficiente claridad. La renovación o reforma a la que apuntan es fundamentalmente social-política-económica-cultural. Así lo reiteran sus mismos expositores y hay que creerles. 

      4) Finalmente, aunque sean muy controvertibles sus conceptos de “poder”, “teocracia”, “apóstoles”, “visión”, “experiencias”, etc., lo cierto es que llegan a cierta población que –en términos generales- acepta de forma acrítica ese nuevo discurso teológico-político. Las “señales” que dicen ser del Espíritu al parecer tienen aún un poder de convencimiento, al menos para esa población.

      Una reflexión importante, y que no quiero pasar por alto, la ofrece Samuel Escobar. Este destacado misiólogo dice que:
        La prueba que debemos aplicar para saber si un movimiento proviene del Espíritu de Dios tiene que ver con la determinación de si el movimiento de que se trata glorifica a Cristo y contribuye constantemente a transformar personas a su imagen, haciéndolas más semejantes a Cristo. Los evangélicos han tenido razón al insistir en que no debemos conformarnos con los dones del Espíritu si no vemos al propio tiempo el fruto del Espíritu.[57]
      Ciertamente ese criterio, que comparto plenamente, debe ayudarnos a evaluar los distintos movimientos religiosos, incluyendo la NRA.
      _____________________________________

      Notas de Píe de Página

      [1] “La misión profética del cristianismo”, en: La Nueva Democracia, febrero de 1943, p. 4. Citado en: Carlos Mondragón. Leudar la masa. El pensamiento social de los protestantes en América Latina: 1920-1950. Buenos Aires: Ediciones Kairós, 2005, p. 140.
      [2] Peter Wagner “The New Apostolic Reformation”, in: Global Spheres, Advancing the Kingdom of God. November 2011. Estos movimientos modifican con rapidez los nombres con los que se autodesignan. Lo único cierto es que en los setenta aparecieron de forma individual los “apóstoles”, luego crearon sus “redes apostólicas”, para luego agruparse bajo nombres por lo general rimbombantes.
      [3] De igual manera utilizo los términos “apóstol” y “apóstoles”, aunque en realidad preferiría llamarlos “falsos apóstoles”, más en la línea de 2 Corintios 11:13 y Apocalipsis 2:2. 
      [4] Peter Wagner “Una nueva reforma apostólica”, en: H. Caballeros & M. Winger. El poder transformador del avivamiento. Buenos Aires: Peniel, 2005, p. 179.
      [5] Peter Wagner, cita tomada de: Daniel Oliva “La nueva reforma apostólica y la apostolicidad de la iglesia”, en: Signos de Vida Nº 33, Quito, 2004, p. 27.
      [6] Wagner, Ibid., p. 186.
      [7] Juan Ballistreri “La pobreza, la lepra del siglo XXI”, en: Plataforma Apostólica N° 2, año 1, Venezuela, 2010,  p. 11.

      [8] Por ejemplo: Bernardo Campos. “El ministerio quíntuple y la restauración del ministerio apostólico”, en: D. Chiquete & L. Orellana, edits., Voces del pentecostalismo latinoamericano. Concepción, Chile: RELEP, 2003; El post-pentecostalismo, Renovación del liderazgo y hermenéutica del Espíritu. 2007 (Texto tomado del Internet); Manifestaciones recientes de un movimiento del Espíritu: el movimiento apostólico y profético en el Perú. Santiago: RELEP, 2008; Visión de Reino. El movimiento apostólico profético en el Perú. Lima: Bassel Publishers, 2009; Rony Chaves. Apuntes sobre el ministerio apostólico. San José: Avance Misionero Mundial, s/f; John Eckhardt. La iglesia apostólica. Lima: Jhire Grafel, 2000; Bill Hamon. Los futuros movimientos de Dios. Buenos Aires: Peniel, 2009; Cindy Jacobs. El manifiesto de la Reforma. Lake Mary, FL: Casa Creación, 2008; Edgar Lee, edit., Él nos dio apóstoles. Miami, FL: Vida, 2006; Carlos Mraida. Socorro, Señor. Mi iglesia se renovó y no la entiendo. Buenos Aires: Certeza Argentina, 2007; Peter Wagner. Apóstoles en la iglesia de hoy. Buenos Aires: Peniel, 2003; Señales y prodigios hoy. Miami, FL: Vida, 1985; Sus dones espirituales pueden ayudar a crecer la iglesia. Barcelona: CLIE, 1985; “Una nueva reforma…” Op. Cit.; y la revista Plataforma Apostólica (Venezuela), entre otros.
      [9] Wagner. Sus dones… Op. Cit., p. 206.
      [10] Campos “El ministerio…” Op. Cit., p. 153.
      [11] El tema de “la historia” es fundamental para la NRA. Por eso es que están re-escribiendo toda la historia del cristianismo, particularmente la Patrística y la Reforma Protestante. Si se evaluase con rigor metodológico muchos de esos escritos debieran considerarse a lo mucho como “novelas religiosas”.
      [12] Campos, El Post-pentecostalismo… Op. Cit., p. 24. Sin embargo es necesario aclarar que si bien hay diversas y legítimas teorías hermenéuticas, hay otras que surgen sólo con el propósito de justificar aprioris, como es en este caso. En ese sentido la “Hermenéutica del Espíritu” no es un método de interpretación sino un método de tergiversación del texto bíblico.
      [13] Chaves, Apuntes… Op. Cit., pp. 6,7.
      [14] Chaves, Ibid., pp. 24-25.
      [15] Chaves, Ibid., p. 85.
      [16] Para ser honestos con lo real hay que señalar que Lucas es tan sólo un escritor de los varios del Nuevo Testamento. El NT contiene –a juicio de los expertos- varios modelos eclesiológicos y varias formas legítimas de entender el accionar del Espíritu Santo. Es decir, utilizar de forma privilegiada a Lucas y desmerecer a los otros escritos neotestamentarios, sólo puede producir teorías teológicas poco serias.
      [17] Peter Wagner. Señales… Op. Cit., pp. 12-13. Que el libro de Hechos tenga relevancia hoy, eso está fuera de toda discusión. Lo mismo se aplica al resto de libros de la Biblia, pues todos son relevantes. El punto es si se debe usar Hechos para sostener cualquier teoría o práctica como lo hace la NRA. Wagner generalmente es muy osado cuando se refiere al Espíritu Santo. Llega, incluso, a hacer la siguiente afirmación: “¡Para el propósito de evangelizar, la presencia inmediata de la Tercera persona de la Trinidad (el Espíritu Santo) es más importante que la presencia inmediata de la segunda persona de la Trinidad (Jesucristo)!”. Siete principios poderosos que no aprendí en el Seminario. Miami, FL: Vida, 2003, p. 20. Las cursivas son mías.
      [18] Un ejemplo de ello es: Pablo Deiros. La acción del Espíritu Santo en la historia. Miami, FL: Caribe, 1998.
      [19] Chaves, Apuntes… Op. Cit., p. 26. Las cursivas son mías.
      [20] Chaves, Ibid., pp. 29-30. En esta misma línea se inscribe el libro de C. Jacobs, El manifiesto… Op. Cit.
      [21] Wagner, citado en Oliva, Op. Cit., pp. 28-29. En esta misma línea, el apóstol Iván Zamorano, de Chile, sostiene que mientras la Reforma del siglo XVI fue “la Reforma del Hijo”, la actual Reforma Apostólica es “la Reforma del Espíritu Santo”. Cf. Reforma Apostólica y paternidad espiritual. Santiago: Casa Apostólica Movilización Cristiana para América Latina, s/f.
      [22] Wagner, “The New…”, Op. Cit. ¿Realmente no es un cambio doctrinal? Como no creo en la ingenuidad de Wagner debo interpretar esa opinión como un intento de engañar a sus lectores, para que éstos no se sientan en discontinuidad con la herencia reformada, con el pietismo u otra tradición.
      [23] Bernardo Campos. Apóstoles del siglo XXI: a propósito de la restauración del carisma apostólico en el Perú. http://www.pentecostalidad.4t.com/articulos_2/art-035.html
      [24] Folleto tomado del Internet.
      [25] Así se señala en la contratapa del libro de Guillermo Maldonado. La liberación, el pan de los hijos. Miami, FL: ERJ Publicaciones, 2006, contratapa. De la apóstola Ana Méndez se dice algo similar: “La autoridad que Dios le ha otorgado y su conocimiento sobre el Reino de Dios y su  gobierno sobre la tierra la han convertido en una Generala del Ejército de Dios”. Ana Méndez. Sentados en lugares celestiales. Ponte Vedra, FL: Voice of the Light Ministries, 2009, contratapa. Las cursivas son mías.
      [26] Así se titula el capítulo que aparece en: P. Wagner & P. Deiros, edits., Manantiales de avivamiento. Miami, FL: Caribe, 1998, pp. 153-169.
      [27] Peter Wagner. Oración de guerra. Nashville, TN: Caribe, 1993.
      [28] Campos, Visión… Op. Cit., p. 104. Las cursivas son mías.
      [29] Wagner relaciona de la siguiente manera las señales con el Reino de Dios: “Existe una sólida base teológica para llegar a la conclusión de que las señales y los prodigios ocurren aún en nuestros días. Esta hipótesis puede confirmarse al examinar el concepto bíblico del reino de Dios”. Wagner. Señales… Op. Cit., p. 35. Las cursivas son mías.
      [30] James Leo Garrett. Teología Sistemática, Tomo 2. El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 2003, p. 726.
      [31] Campos, Visión… Op. Cit., p. 104. Las cursivas son mías.
      [32] Manuel Quintero “La iglesia no puede ser neutral”, en: Nuevo Siglo Año 4, Nº 2, Quito, 2004 (Entrevista concedida por el apóstol venezolano Elías Rincón). Las cursivas son mías. 
      [33] Norberto Saracco “Pastoral latinoamericana: desafíos y tentaciones”, en: Alberto Roldán y otros, edits., La iglesia latinoamericana: su vida y su misión. Buenos Aires: Certeza Argentina – PRODOLA, 2011, p. 117.
      [34] Jacobs, Op. Cit., p. 209. Las cursivas son mías.
      [35] Chaves, Op. Cit., pp. 84-85.  
      [36] La Red Apostólica IMPACT PERÚ afirma que: “La razón de ser de lo apostólico es afirmar que la misión de la iglesia es influir hasta llegar a reinar sobre la tierra (Apoc 5:9-10) y que ahora estamos en el kairos de Dios para una mayor manifestación gloriosa de los hijos e hijas de Dios en toda las esferas e instituciones de la vida humana (Gobierno, economía, educación, religión, familia, artes-entretenimiento y comunicaciones), en todas las naciones. Por lo que: Es prioritario perfeccionar a los santos para operar en las 7 esferas de la sociedad (Gobierno, economía, educación, religión, familia, artes-entretenimiento, comunicación) como una vía integral para desarrollar acciones y obtener experiencias que hagan visible la manifestación del reino aquí y ahora, bajo un perfeccionamiento y cobertura ministerial continuo”. Declaración apostólica de Lima. Red Apostólica IMPACT PERU. Noviembre del 2010. Las letras en negrita corresponden al texto original. Tomado de:
      [37] Chaves, Op. Cit., pp. 36-37. Las cursivas son mías. Este tipo de ideología es bastante común en la NRA. Creen, o quieren creer, que el reino del diablo puede ser detenido, interrumpido, frustrado, y hasta “echado abajo”, en tanto crezca la NRA.
      [38] Saracco, Op. Cit., p. 118.
      [39] Saracco, Ibid., pp. 118-119. El autor hace estas afirmaciones en base a citas bibliográficas de los apóstoles Peter Wagner y Harold Caballeros.
      [40] Estos datos me fueron alcanzados por el destacado periodista evangélico Tito Pérez. 
      [41] Saracco, Op. Cit., p. 121.
      [42] Entre los pocos intentos latinoamericanos de evaluar a los neopentecostalismos se encuentran: R. Gálvez y otros. Unidad y diversidad del protestantismo latinoamericano. Buenos Aires: Kairós, 2002; y Arturo Piedra y otros. ¿Hacia dónde va el protestantismo? Buenos Aires: Kairós, 2003. A mi juicio estas evaluaciones parten de una pre-comprensión equivocada: el considerar a la NRA como parte de la heterogeneidad protestante o evangélica en América Latina. En realidad son otro fenómeno religioso, son algo así como un “post-protestantismo” muy en sintonía con la cultura postmoderna. Cf. In Sik Hong. ¿Una iglesia posmoderna? Buenos Aires: Ediciones Kairós, 2001. Una mejor lectura de los énfasis teológicos de la NRA lo ofrece: Alberto Roldán “¿Teologías posmodernas?”, en: ¿Para qué sirve la teología? Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2011, pp. 137-156.
      [43] Roldán, Op. Cit., p. 78. La cita corresponde a Derek Bigg. La racionalidad de la revelación. Barcelona: Ediciones Evangélicas Europeas, 1971, p. 19.
      [44] Wagner, Siete… Op. Cit., p. 38. Las cursivas son mías.
      [45] Juan Calvino. Institución de la Religión Cristiana. Libro I, Capítulo IX, 3,b. Hay  que advertir con firmeza que los cristianos evangélicos siempre hemos creído en las experiencias, sólo que no basamos nuestras doctrinas y reflexión teológicas en ellas. Es más, creemos que los cristianos deben tener experiencias continuas para luego testificarlas, es decir, para dar testimonio de lo que Dios –o Cristo o el Espíritu Santo- está haciendo en sus vidas.
      [46] El tema de la preeminencia de la experiencia (sobre la Escritura) evidencia que a la NRA no le interesa la Biblia, pues ésta es un obstáculo para su proyecto político-teológico. Pero como no puede evitarla le antepone su “hermenéutica del Espíritu” para hacer decir a la Biblia lo que ellos quieren encontrar. 
      [47] Severino Croatto, Experiencia de lo sagrado. Navarra: verbo Divino, 1994, pp. 467-468.
      [48] Croatto, Ibid., p. 473.
      [49] Eduardo Hoornaert. La memoria del pueblo cristiano. Buenos Aires: Paulinas, 1986, p. 17.
      [50] Paulo Barrera “Tradiçao, memória e modernidade: A precariedade da memória religiosa contemporânea”, em: Estudos de Religiao N° 18, São Paulo, 2000, pp. 121-144.
      [51] Paulo Barrera. Tradição, transmissão e emoção religiosa. São Paulo: Olho d’Agua, 2001, p. 231.
      [52] Deiros, El cristianismo… Op. Cit., p. 125.
      [53] Mortimer Arias. Venga tu Reino. México D.F.: CUPSA, 1980, pp. 37-53.  Dentro de la reducción “liberal” se debe también incluir a la teología de la liberación y a la NRA. Ciertamente estos tres movimientos tienen diferencias abismales entre sí –respecto al sustrato ideológico, metodologías, contenido, praxis, etc.-, pero la propuesta final llega a ser la misma: el Reino de Dios es un nuevo orden social que debe ser construido en la tierra.
      [54] Mortimer Arias. Anunciando el Reinado de Dios. San José: Visión Mundial, 1998, pp. 17-18.
      [55] Arias, Ibid., p. 43.
      [56] Cf. Y. Bonilla & F. Guerrero. Nuevas formas de poder. Movimientos apostólicos y mesiánicos “evangélicos”. Quito: CLAI – FLET – FLEREC, 2005; y Osías Segura. Riquezas, templos, apóstoles y superapóstoles. Barcelona: CLIE, 2012.
      [57] Samuel Escobar. Cómo comprender la misión. Buenos Aires: Certeza, 2008, p. 164. 



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