(Deuteronomio 9:1-29)
Mercedes Reátegui Y. |
INTRODUCCIÓN
Israel, el pueblo de Dios del Antiguo Testamento, se parece mucho al pueblo de Dios de hoy que es la Iglesia, y es que aquel era sombra de lo que había de venir. En ese sentido, los hechos narrados en el Antiguo Testamento están ahí en la Biblia para que aprendamos a imitar lo bueno y evitar hacer lo malo.
DISCURSO DE MOISÉS
En esta historia el pueblo bajo la dirección de Moisés está por alcanzar la victoria final, a punto de llegar a la meta, es decir tomar posesión de la tierra prometida. Moisés está bastante anciano y al ver que se acerca la hora de su muerte quiere que el pueblo entienda bien algunas cosas:
1. QUE ES DIOS QUIEN DA LA VICTORIA:
- Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho (v. 3).
2. QUE EL TRIUNFO NO ES DEBIDO A SUS MÉRITOS:
- No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti (v. 4).
3. QUE NO ES PORQUE SEAN MEJORES QUE LOS DEMÁS:
- No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti (…) (v.5, a).
4. QUE ES A CAUSA DE LA PROMESA HECHA A SUS ANTEPASADOS:
- (…) y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob (v.5, b).
PUEBLO REBELDE, DESOBEDIENTE Y DURO DE CERVIZ.
Aunque es un día histórico porque van a pasar al otro lado del Jordán, Moisés no quiere que olviden la forma cómo se han conducido delante del Señor desde su salida de Egipto.
- Por tanto, sabe que no es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro de cerviz eres tú (v.6).
¿Podría usted recordar las veces en que ha sido también, terco y desobediente para con Dios? Es importante echar una mirada atrás de vez en cuando y hacer un acto de contrición acerca de su conducta en la vida, reconociendo a la vez cómo la mano de Dios ha sido bondadosa con usted.
- (…) desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová (v.7).
No es fácil tratar con personas tercas, con hijos rebeldes, con creyentes duros de entendimiento ¿verdad? Al parecer la rebeldía es inherente en el ser humano de todos los tiempos.
- Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día que yo os conozco (v. 24).
Lidiar con personas rebeldes llega a cansar. Y Dios ¿se cansaría? ¿Se hastiaría el Señor de estar cuarenta años batallando con la rebeldía de esa gente? ¿Y qué de nuestras rebeldías? ¿Se cansará Dios de nuestras terquedades?
CUANDO LA PACIENCIA DE DIOS SE AGOTA
Definitivamente el pueblo había colmado la paciencia de su Dios.
- Y me habló Jehová, diciendo: He observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz. Déjame que los destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos (vv. 13-14).
Éste fue el diálogo que hubo entre Dios y Moisés cuando el Señor vio que Israel se había hecho aquel ídolo, el becerro de oro, para adorarlo en lugar de Jehová Dios porque Moisés tan sólo tardaba en volver. Ni Aarón se salvó de este pecado tan horrendo.
¿Se imagina usted esta escena? ¿Se imagina a Dios ordenándole a Moisés que se hiciese a un lado para destruir a estas personas, y borrar así su memoria de la faz de la tierra, para ponerlo a él al frente de una nación mejor que estos indignos rebeldes? ¿Qué hubiera hecho usted en lugar de Moisés?
LA APREMIANTE INTERCESIÓN DE MOISÉS
Si Moisés hubiese sido un creyente “carnal” quizá hubiera dicho: “Sí Señor, destrúyelos de una vez, yo también me cansé de soportarlos”. Pero así no actuó Moisés.
- Y me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo (v.18).Moisés cayó postrado delante de Dios y suplicó por la vida de su pueblo y no escatimó en volver a ayunar tal como lo había hecho pocos días antes, cuando le fueron entregadas las tablas de la Ley, según se puede leer en el v. 11.
Y aunque Moisés anteriormente hablaba con Dios como con un amigo, cara a cara, esta vez tuvo miedo ante la ira de Dios.
- (…) temí a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros (v. 19, a).
Sabemos que quien abusa de la paciencia de las personas, pronto descubrirá la dimensión del enojo de éstas. Desafortunadamente, algunos cristianos inmaduros imaginan que Dios es tan, pero tan paciente que todo lo pasa por alto. ¡Cuidado! No sea que esté agotando la paciencia del Señor. Moisés sabía muy bien lo que era la ira de Dios y tuvo temor ante la manifestación de su presencia en el monte, tal como lo consigna el texto bíblico:
- (…) y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando (Hebreos 12: 21).
¿Cuál fue la respuesta a los ruegos de Moisés? Veamos:
- Pero Jehová me escuchó aun esta vez (…) Contra Aarón también se enojó Jehová en gran manera para destruirlo; y también oré por Aarón en aquel entonces. (vv. 19-20).
Dios perdonó a Aarón y al pueblo por amor a Moisés, y por el amor de Moisés.
Con sinceridad a veces no dan ganas de orar por algunas personas, pero es mejor hacer lo que hizo Moisés quien a pesar de todo intercedió por la vida de estas personas que no tenían hasta entonces la menor idea de lo cerca que estuvieron de ser aniquilados a causa de su pecado.
UNA LARGA ORACIÓN ARGUMENTATIVA
Moisés no se limita a pedir como solemos hacer en nuestras oraciones. Moisés argumenta con Dios apelando a cuestiones básicas como la pertenencia, la liberación y el propósito de su pueblo. Argumenta también en base al pacto y la promesa hecha con Abraham y su descendencia. Y argumenta también apelando a la reputación del nombre de Jehová Dios ante los enemigos.
- Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que os había de destruir. Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa. Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad ni a su pecado, no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto (vv.25-28).
Dios escuchó a Moisés y perdonó a su pueblo.
Las naciones necesitan intercesores de la talla espiritual de Moisés, dispuestos a ponerse entre Dios y ellas. Por amor Moisés fue impelido a suplicar al Señor por un pueblo indigno de Dios e indigno de un guía como él. Sigamos su ejemplo.
CONCLUSIÓN
Que Dios nos ayude a ser imitadores de Moisés en amor y en fidelidad. Que aprendamos a interceder aun por los que consideramos indignos del perdón de Dios. Seamos perseverantes en el ministerio de la oración no pidiendo como quien ordena, sino argumentando nuestras peticiones con reverencia. Finalmente, cuidemos también de no abusar de la paciencia de nuestro Dios.
0 comentarios :
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR VISITAR NUESTRA PÁGINA!