Ps. Martín Ocaña Flores |
La presente investigación tiene como propósito hacer un estudio acerca de la teología de la prosperidad en la Comunidad Cristiana Agua Viva (Lima, Perú). Para ello haremos una presentación de la misma a partir del contexto en el cual ha surgido.
Este trabajo tiene su origen en la existencia del discurso teológico de la prosperidad económica, así como en la ausencia de una sistematización y evaluación de la misma en América Latina hasta donde tenemos conocimiento. (1) Nos parece, por tanto, que urge y justifica investigar el tema planteado, pero en relación con el movimiento neopentecostal.
Desde un inicio conviene precisar si nuestro objeto de estudio será tratado como “evangelio”, como “teología” o como ambos. Sabemos que no existe en el Perú, ni en ninguna parte de América Latina, una reflexión teológica que se auto-designe “evangelio de la prosperidad” o “teología de la prosperidad”. Igualmente, sus expositores tampoco se identifican en esos términos. Lo que sí se puede constatar es que son los críticos quienes le han dado a esta reflexión esos calificativos. En definitiva se trata de un apodo, nada más, pero que no ha sido lo suficientemente explicado.(2)
Sin embargo, creemos que es necesario aclarar el uso de ambos términos por tener importancia para nuestro estudio. Así, mientras “evangelio” se refiere a un mero discurso poco articulado teológicamente, digamos un anuncio o predicación; “teología” se refiere a un pensamiento oral o escrito mucho más elaborado teóricamente. Nuestra percepción, además, es que los propugnadores de dicha reflexión teológica se sentirían más a gusto con el término “evangelio” que con “teología”, pues mientras el primero tiene la connotación de “Buena Nueva” el segundo tiene una connotación más “racionalista” o “modernista” que ellos rechazan. Por otro lado, consideramos que en el campo religioso peruano existen diversos discursos de prosperidad que pueden ser catalogados tanto como “evangelio” como “teología”.
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(1) Por ejemplo en el caso del Brasil, que posiblemente es el país donde más se ha estudiado al neopentecostalismo, existen trabajos críticos de la teología de la prosperidad pero analizados en tanto teología foránea. Es el caso de Pieratt 1996 y Gondim 1995 b, que dedican casi todo su trabajo a analizar los discursos de los “maestros de la fe” de los Estados Unidos, y muy poco a cómo se articula esta teología en una iglesia u organización concreta. Por otro lado, sí existen muchos estudios de casos, sobre todo acerca de la Iglesia Universal del Reino de Dios, pero desde la perspectiva sociológica (Varios 1996). Para diversas experiencias en América Latina ver: Gutiérrez 1995. Por otro lado, la tesis de Galindo (1996) no aporta elementos interpretativos para entender y evaluar la teología de la prosperidad. Mayores datos nos ofrece Amat y León en su tesis (1996), aunque referido al neopentecostalismo y no específicamente a la teología de la prosperidad.
(2) Es el caso de Gondim 1995 b; y Pieratt 1996, quienes no justifican porqué se refieren
a su objeto de estudio ya sea como “evangelio” o “teología”.
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A nuestro criterio, el máximo exponente de la teoría de la prosperidad en el Perú es Juan Capurro (Pastor de la Comunidad Cristiana Agua Viva), quien sí tiene un discurso muy elaborado que se podría calificar de “teología”. También creemos que existe bastante “evangelio” de la prosperidad -no por eso despreciable- tanto que aunque no existiera la “teología” de la prosperidad, igual merecería atención, pues ambas formas de expresar la prosperidad se han ganado un lugar en la historia de las ideas religiosas en América Latina.
Con la presente investigación esperamos dar un aporte a la comprensión de la teología de la prosperidad tal como se la expone en la Comunidad Cristiana Agua Viva. Por ello es importante señalar que existen distintos acercamientos a nuestro mismo tema de estudio. Estos acercamientos en buena medida nos indican el estado de la cuestión acerca de la teología de la prosperidad. (3)
1. Hay quienes desvinculan, consciente o inconscientemente, la teología de la prosperidad de la guerra espiritual.(4) Así, esta explicación no encuentra relación alguna entre ambas, salvo que son acentos teológicos novedosos y tal vez peligrosos para la fe evangélica. La teología de la prosperidad no tendría un cuerpo doctrinal estructurado sino que sería, ante todo, una actitud y no una conceptualización. Hasta tal vez sería una reacción teológica a la crisis generada por el actual orden económico mundial de globalización y por un incipiente contexto de postmodernidad en América Latina. (5)
2. Otro análisis reconoce que la teología de la prosperidad “se encuentra en la Biblia” y, por tanto, deberíamos prestarle atención. Esta interpretación cree que dicha teología es un llamado de atención a la teología evangelical que descuidó supuestamente el tema de la prosperidad material. Nuestra tarea, señalan, sería evitar los excesos a los que nos está llevando la teología de la prosperidad. (6)
3. Hay quienes hacen un equivalente entre la teología de la prosperidad y el viejo fundamentalismo estadounidense de tanta influencia en los círculos evangélicos en América Latina. Según esta explicación se trataría, entonces, del fundamentalismo ya conocido pero ahora con nuevo discurso teológico, aunque siempre dualista y evasivo de la responsabilidad social. Este nuevo
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3 En lo que sigue cito diversos escritos que han abordado de manera crítica la teología
de la prosperidad, el pentecostalismo, el neo-pentecostalismo y la religiosidad popular.
Claro está que ninguno de ellos ha estudiado a la Comunidad Cristiana Agua Viva.
Además las trece distintas aproximaciones son una sistematización nuestra que
resumen el estado de la cuestión, de tal manera que en cada aproximación sintetizo el
pensamiento de varios autores a la vez.
4 Y. Jiménez 1997; Leng 1980.
5 Góngora 1996 a; y 1996 b.
6 Getz 1994; Lindwall 1989.
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fundamentalismo “económico”,(7) dicen, de alguna manera “respondería” a las diversas crisis de fin de siglo.
4. Otra explicación es la de ver a la teología de la prosperidad como un esfuerzo teológico afín o en concordancia a los diversos proyectos políticos y económicos transnacionales vigentes. Se trataría de una nueva teología orientada desde los centros de poder actual, apologista de la sociedad estadounidense como canon para medir si una sociedad es cristiana o no, (8) y que conspira contra los intereses de los pueblos latinoamericanos. Esta teología sería, pues, parte de la globalización actual, y tendrían la intención de concretizarse como la única expresión teológica “cristiana” válida y acorde al proyecto globalizador.
5. Otros hacen de la teología de la prosperidad la expresión religiosa de la ideología neoliberal que actualmente no tiene rivales.(9) Estaría en continuidad con la vieja ideología liberal que legitimó el capitalismo, y que hoy es reinterpretada como ideología del ascenso social, (10) lo que explica la creencia que Dios bendice a los ricos, y que motiva a un tipo de vida extremadamente individualista, propia de la mentalidad urbana, en la que se da gran
importancia a los resultados (11) y al dinero. (12)
6. Otros explican la teología de la prosperidad como una “religiosidad popular evangélica”, (13) con pocas raíces bíblicas y lejanas de un protestantismo.
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(7) Para una crítica de este fundamentalismo económico que adquiere expresiones
religiosas, ver: Mo Sung 1995, 101-108. De que el fundamentalismo estadounidense
corre paralelo a la economía neoliberal, no cabe duda alguna. Allí la teología de la
prosperidad tiene una función legitimadora a un nivel ideológico (Schäfer 1994).
También: I. Oro 1996.
(8) Manifestación 1996; Escobar 1996 a, 4; Núñez 1994, 33-35.
(9) Mc Intosh 1990, 451-461.
(10) J. Míguez 1995, 32.
(11) Bobsin 1995, 25.
(12) Galindo 1992, 322.
(13) René Padilla cree que el “evangelio” de la prosperidad es una nueva “religiosidad
popular evangélica”, aunque no explica en qué consiste ésta (Padilla 1996, 4-5).
Freston, más bien, cree que esta religiosidad se basa en el principio de “inversión” (dar a Dios para que El devuelva con lucro) (Freston 1996, 147). Es común que para muchos evangélicos el término “religiosidad” tenga un sentido peyorativo. Nosotros seguimos la definición de Jorge Ramírez, quien dice: “Para nosotros religiosidad es un concepto por el que se permite operacionalizar el concepto religión que es general y abstracto. Religiosidad significa el modo y el grado con que la religión incide en el creyente o grupo de creyentes. Es medible a partir de sus indicadores subjetivos (en la conciencia del creyente) e indicadores objetivos (en la práctica religiosa). Comporta un aspecto cuantitativo, la intensidad con que la religión interviene en los creyentes, y otro cualitativo, el tipo de religiosidad de que se trate (a partir de las tipologizaciones que sobre una base u otra se pueden establecer). Pueden definirse, por ejemplo, categorías a partir del contenido religioso (religiosidad mítica, cristiana, espiritista, etc.) o según los sectores poblacionales que abarque (populares, élites, una determinada clase social, grupo étnico, etc.)”. Ver: “La religiosidad popular en América
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teológico ilustrado. Así, esta expresión teológica revelaría en el pueblo evangélico ignorancia de la Escritura y falta de doctrina bíblica. Se trataría, en el fondo, de “excesos corregibles” y que no representan mayor peligro para la fe. Es más, hasta algunos estarían dispuestos a promoverla en tanto no cuestionen los males sociales provocados o inducidos desde los diversos poderes.
7. También están los que creen que la teología de la prosperidad es un mero disfraz teológico “piadoso” que utilizan ciertos líderes carismáticos para justificar la riqueza material que han hecho, generalmente en base a los diezmos, ofrendas y diversas donaciones de los miembros de sus organizaciones. También serviría para ocultar las diversas inmoralidades en la que se han visto involucrados y denunciados públicamente. De esta manera, la teología de la prosperidad sería expresión de un cinismo religioso colectivo sin demandas éticas para quienes creen en ello. (14)
8. Otra aproximación es la de ver a la teología de la prosperidad como parte de una práctica eclesial pentecostal mal entendida.15 Se trataría en consecuencia de una pentecostalización inofensiva del protestantismo tradicional, y que se podría aceptar16 en vista de que es parte de la diversidad denominacional así como de la heterogeneidad teológica que caracteriza al protestantismo latinoamericano.
9. Existe también una interpretación pragmática de la teología de la prosperidad. Es decir, si la gente se siente bien y le ayuda a mejorar su nivel de vida entonces está bien. Esta interpretación reconoce que dicha teología es “simple” y carente de un método teológico riguroso según los criterios de la teología “ilustrada”, pero si sirve para elevar la autoestima de la gente, para aliviar la pobreza material y para dar algún tipo de esperanza, entonces está bien. Por lo mismo, habría que reconocer su papel instrumental para la sobrevivencia de los pobres que participan en las iglesias pentecostales. (17)
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Latina. Definición y características”, en: Formas religiosas populares en América
Latina. (La Habana: Editora Política, 1994), p. 102, citado en: E. Carrillo 1997 b.
(14) Getz refiriéndose, a la experiencia estadounidense, critica que muchos predicadores de la prosperidad se han llenado los bolsillos de dinero en base a este discurso (Getz 1994, 88). Lo mismo se podría decir, por cierto, de muchos de estos predicadores en América Latina.
(15) Piedra 1990, 94-95.
(16) Piedra 1994, 83, 94. En otro artículo Piedra sostiene que la motivación de la teología de la prosperidad es correcta, pues “La felicidad es central en la Biblia, y todo ser humano quiere mejorar su situación de vida. Pero la dificultad que vemos es la sicologización y la evasión de los problemas reales de la vida (...)”. Además, encuentra el problema teológico que dicha teología mutila del discipulado cristiano la dimensión
del sufrimiento (Piedra 1997, 4-7). En la misma línea de que la teología de la prosperidad “anula el compromiso sacrificial de los creyentes”, ver: Equipo 1993, 55- 56; Cook y Foulkes 1993, 282-283.
(17) Mariz 1995 a, 199-220.
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10. Otra interpretación es aquella que reduce la teología de la prosperidad a diversas manifestaciones y anhelos religiosos producto de desequilibrios psicológicos colectivos originados por las agudas crisis sociales. En esta perspectiva, estas crisis han generado un “retroceso”, pues se ha vuelto al viejo paganismo.18 Se trataría, en fin, de la vieja brujería con rostro nuevo, y que evidencia la presencia de una sociedad enferma o desquiciada que retorna a lo religioso-mágico, en su sentido más peyorativo.
11. Otra explicación nos dice que la teología de la prosperidad hay que entenderla al interior de la crisis de racionalidad de la sociedad occidental. Esta explicación afirma que la cultura fomentada por la lógica de la postmodernidad exacerba los niveles subjetivos y emocionales de la experiencia humana, por lo que constituye una excelente tierra fértil para que se desarrollen los diversos grupos carismáticos y el movimiento de la Nueva Era en tanto religiones de evasión.(19)
12. Hay quienes ven a la teología de la prosperidad como una reelaboración teológica que es parte, a su vez, de una estrategia pastoral neopentecostal encaminada a la clase media-alta. Por lo mismo, sus énfasis teológicos están orientados al poder, las riquezas y las bendiciones económicas. Así, el neopentecostalismo intentaría “civilizar” al pentecostalismo clásico, haciéndolo aceptable, por ejemplo, para hombres de negocios, militares, y otros.(20)
13. Finalmente, también hay quienes ven en la teología de la prosperidad una reelaboración filosófica con fuertes tendencias terapéuticas a partir de sus raíces gnósticas.(21) Esto le permitiría constituir redes con el pentecostalismo, con el esoterismo y hasta con el kardecismo.(22) No asombra, por lo mismo sus semejanzas con la Nueva Era, de quien también tendría diversas influencias.(23) Está claro que todas estas aproximaciones ofrecen diversos aportes para entender la teología de la prosperidad. Sin embargo no podemos utilizarlas a todas en nuestro estudio ya que limitarían nuestra comprensión de dicha teología tal como se articula en la Comunidad Cristiana Agua Viva.
Nuestro estudio de la teología de la prosperidad no pretende de ninguna manera añadir un acercamiento más, sino que toma en cuenta algunas interpretaciones previas (especialmente la 5 y 11) y la relaciona con el movimiento neopentecostal. Efectivamente, en este trabajo intentamos demostrar que la versión de teología de la prosperidad que estudiamos no se
puede separar de los énfasis teológicos neopentecostales.
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(18) Capanna 1993, 237-275.
(19) Amat y León 1995 b, 1-26; y 1997 b,7-18. También: Johansson 1994, 208-251.
(20) Limón 1997. En lo que respecta a la “civilización” del pentecostalismo clásico, Limón
depende de la hipótesis de Duarte 1995, 164.
(21) Mc Connell. A Different Gospel. (Massachusetts, USA: Hendrickson Publishers,
1990).
(22) Corten 1996, 136-159.
(23) Merino 1996, 14-15.
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Los datos a partir del cual se hará el análisis de la teología de la prosperidad provienen, en consecuencia, de las siguientes fuentes y con los siguientes
métodos:
1. Participación como observador de cultos y sermones.
2. Lectura de Juan Capurro: Las cinco dimensiones de la prosperidad y Fundamentos de la fe cristiana. Vol. II.
3. Análisis de tres videos (seis sermones y una obra teatral).
4. Entrevista a Juan Capurro y a algunos miembros de Agua Viva.(24)
El primer capítulo (“Neopentecostalismo y teología de la prosperidad en el Perú”) explica en qué consiste el neopentecostalismo, particularmente sus énfasis teológicos -guerra espiritual y teología de la prosperidad- y como se ubican éstos en la comunidad evangélica peruana. Argumentamos que ambos temas no eran del todo novedosos,(25) pero que la forma y contenido en que se presentan ahora constituyen una ruptura teológica tanto con el protestantismo histórico como con el pentecostalismo clásico.
El segundo capítulo (“Un estudio de caso de teología de la prosperidad: la Comunidad Cristiana Agua Viva”) explica la importancia de dicha comunidad y del pensamiento teológico del Pastor Juan Capurro, quien es el “teólogo” más prominente del neopentecostalismo peruano, y cuya influencia rebasa a su organización y llega prácticamente a todas las denominaciones evangélicas. Además, en este capítulo se analiza el discurso de la “prosperidad integral” (según propone Capurro) a partir de diversas fuentes, y que permiten entender de manera más completa la teología de la prosperidad tal cual se articula en Agua Viva.
El tercer capítulo (“Las lineas básicas de la teología de Juan Capurro”) estudia y evalúa la hermenéutica bíblica (“Hermenéutica simbólica”), los temas presentes en el discurso de prosperidad (el pacto de Dios y la ley de la siembra y la cosecha) así como las doctrinas ausentes o reelaboradas (la escatología y la pneumatología). Además se propone una explicación de lo anterior a la luz de las articulaciones teológicas del neopentecostalismo peruano.
Los cinco apéndices ofrecen información acerca del mercado de la teología de la prosperidad en el Perú, entrevistas e informes de cultos. Todo esto con la intención de que el panorama de la teología de la prosperidad sea más completo. Finalmente, la bibliografía sólo contempla lo que hemos citado o
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(24) Acerca de las fuentes utilizadas ver el capítulo 2.
(25) Desde hace mucho tiempo en círculos evangélicos se había abordado tanto el tema
del conflicto espiritual como de la prosperidad material. Solamente como ejemplos ver: Penn-Lewis (¿1927?); El Pacto de Lausana Nº 12: El Conflicto Espiritual (1974); R. Smith 1957, 258-261; El cristiano 1966, 258-262; y las revistas Vino Nuevo Nº 5 (1978): “Salvación económica”; Estandarte de la Verdad Nº 8 (1988): “Economía y Vida cristiana”; y Continente Nuevo Nº 17 (1988): “La prosperidad”.
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hecho referencia en el trabajo. Aclaramos que todas las traducciones, mayormente del portugués, otras del inglés y alguna del francés, son nuestras.
Reafirmamos nuevamente que este trabajo apenas investiga un énfasis teológico neopentecostal, y esperamos que motive a otros a investigar temas teológicos neopentecostales como parte de su preocupación pastoral e interés académico, propio de aquellos que están observando o viviendo estas transformaciones religiosas y teológicas descritas en la tesis.
NOTA IMPORTANTE: SI DESEAS LEER LA TESIS COMPLETA, DESCARGA EL DOCUMENTO EN EL ENLACE INDICADO Y COMPÁRTELO.
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