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26 de noviembre de 2010

COMUNICANDO LA PALABRA DE DIOS

Mag. Martín Ocaña  Flores
El título de estos breves apuntes puede ser que sorprenda más de uno. Pero con ello he querido ilustrar lo que veo que está pasando en algunas iglesias que todavía se consideran evangélicas. Hoy abundan predicadores que al parecer no tienen intención alguna de comunicar la Palabra de Dios sino de comunicarse a ellos mismos.


EL ASUNTO DE FONDO

Haríamos bien en reflexionar una vez más para qué Dios nos ha llamado al ministerio. Supongo que todos concordamos que Dios nos llamó para Su servicio. Pero ¿cómo le servimos? De muchas maneras, pues hay variedad de ministerios (Efe 4:11-12). Sin embargo, cualquiera sea el ministerio en el que estemos siempre tendremos que ir una y otra vez a la Biblia que es la Palabra de Dios. Y quien va a la Escritura la lee, la entiende, la experimenta, la comunica. En buena cuenta eso se llama “hermenéutica”. ¿En qué consiste ésta?


La tarea de la hermenéutica es descubrir el significado del texto en su propio contexto; sacar significado de la Escritura en vez de leer las presuposiciones de uno en ella. La importancia de una cuidadosa interpretación bíblica difícilmente puede exagerarse. Interpretar mal la Biblia, finalmente, no es mejor que no creer en ella. ¿Qué bien hace estar de acuerdo en que la Biblia es la revelación final y completa de Dios y luego interpretarla mal? El resultado es todavía el mismo: uno pierde la verdad de Dios. Interpretar la Escritura para hacerla decir lo que nunca fue su propósito decir es el camino seguro a la división, al error, a la herejía y a la apostasía (Macarthur 1995:87).

El llamado de Macarthur, evidentemente, es a la fidelidad a la Palabra, lo cual implica necesariamente –para el ministro de Dios- una exposición de la misma. La hermenéutica lleva inevitablemente a la homilía.


LA PREDICACIÓN EXPOSITIVA Y SUS VENTAJAS

Se ha dicho con justificadas razones que la mejor forma de exponer la Palabra de Dios es de manera expositiva. ¿En qué consiste, pues, el sermón expositivo? “Es el que da el debido énfasis al contexto del pasaje y a su fondo histórico. El mensaje expositivo es aquel que explica el texto o pasaje dentro del mensaje del libro y a la luz de la situación histórica del escritor y sus lectores. Pero ese mensaje no queda ahí, sino que se aplica con vigor a las personas en su situación particular” (Méndez 2001:11).

Otra definición, complementaria a la anterior, dice así: “Predicación expositiva es la comunicación de un concepto bíblico derivado y transmitido a través del estudio histórico, gramatical y literario del pasaje en su contexto; que el Espíritu Santo aplica primero a la personalidad y experiencia del predicador, y a través de él, a sus oyentes” (Haddon Robinson, citado por Méndez 2001:13).

Sintetizando ambos pensamientos podríamos decir que en la predicación expositiva: (1) El texto bíblico “controla” el mensaje; (2) el “centro” de la predicación es la Palabra situada en su contexto; y (3) se busca “efectividad transformadora” de la Palabra en el auditorio del expositor bíblico.


Por su parte G. Rowlands (2000:167-170), encuentra varias ventajas en el sermón expositivo, además que sugiere un procedimiento práctico para llevarlo a cabo. Veamos:


(1) ES UN MÉTODO BÍBLICO. Jesús mismo, al parecer, usó este método. Tomaba una porción de las Escrituras e interpretaba su significado a sus oyentes. Pedro también lo usó en el Día de Pentecostés. Citó al profeta Joel, además de otras Escrituras, y actualizó su significado a quienes fueron testigos de la manifestación del Espíritu Santo.


(2) PRODUCE PREDICADORES BÍBLICOS Y CONGREGACIONES ORIENTADAS POR LA BIBLIA. Por lo menos esta es la intención, ya que exponer la Escritura, de una forma ordenada y coherente, asegura un contenido bíblico. Cuando la congregación escucha domingo tras domingo la exposición de la Palabra, se satura de ella.


(3) ANIMA A UN INTERÉS MÁS PROFUNDO EN LA BIBLIA. Cuánto más se comparte la Palabra con la congregación, más hambre sentirán por conocer la Escritura. Pronto comenzarán a participar de los estudios bíblicos y exigirán incluso que se les enseñe métodos de estudio. Con ello sus vidas serán transformadas.


PROCEDIMIENTO SUGERIDO

Resulta interesante observar –ya sea en una librería evangélica o en un catálogo de libros- cómo se han multiplicado los libros sobre hermenéutica bíblica. Da la impresión que los diversos autores intentaran decirnos “lean la Biblia con un método”, y esto porque muchos predicadores tienen serios vacíos de carácter hermenéutico. Razones le sobran a Randall Wittig –el exdirector de la prestigiosa revista APUNTES PASTORALES- cuando pregunta “¿Qué ha pasado con la buena exégesis?”. Sostiene con firmeza que necesitamos realizar un análisis histórico y gramatical del texto. Esta es la primera tarea necesaria y, aunque ha perdido importancia en nuestros tiempos, es fundamental para la correcta interpretación de la Palabra. Gracias a Dios, hoy existen muchas herramientas valiosas (diccionarios bíblicos, comentarios, léxicos y otros) para ayudarnos en este proceso. No debemos olvidar, sin embargo, que la herramienta nunca puede realizar la tarea por nosotros. Somos nosotros los que necesitamos tomar las herramientas para hacer este trabajo (2003:6).

Lo anterior nos lleva a transitar por los métodos hermenéuticos y la exposición bíblica. Aquí algunas ideas:

(1) ESCOJA CUIDADOSAMENTE UN PASAJE APROPIADO DE LA BIBLIA. Asegúrese de que ese pasaje dará vida y fuerzas a sus oyentes. No escoja un tema porque le interesa o intriga a usted. Nunca seleccione un tema que cause controversia o división. Los temas y pasajes bíblicos controversiales guárdelos para el estudio bíblico o el grupo de discipulado.

(2) BUSQUE UN TEMA APROPIADO PARA LA SITUACIÓN DEL AUDITORIO. Dios siempre tiene una verdad para su pueblo. Los temas deben guardar relación con el plan de trabajo de la iglesia y la formación del discipulado. Nunca hay que improvisar. No olvide que Dios quiere que su pueblo sea edificado y desafiado a ganar el mundo para Cristo. 

(3) ESTUDIE EL PASAJE CUIDADOSAMENTE DESDE CADA ÁNGULO. Lea el texto varias veces hasta familiarizarse con él, y mejor aún si lo hace en varias traducciones de la Biblia. Comprenda lo que dice el texto y no imponga sus precomprensiones. Sobre todo mantenga su mente abierta al Espíritu Santo, y sea sensible a lo que El le quiere comunicar.


(4) TENGA UN OBJETIVO DEFINIDO EN MENTE. Su objetivo debe buscar armonizar con el objetivo de Dios. Usted va a ser el instrumento de Dios para llevar Su mensaje de manera convincente a la congregación. ¡Usted es su vocero!. Usted no ha sido llamado a compartir su particular perspectiva con la congregación, sino a compartir la Palabra de Dios.


(5) PREDIQUE DESDE SU PROPIA EXPERIENCIA. Para comunicar la verdad de Dios primero tiene que haber obrado El en su vida. Quien predica la Palabra tiene que vivirla primero. La predicación expositiva tiene que ser respaldada por una vida de santidad. Sea usted un ejemplo viviente de lo que predica.

(6) HAGA SU PREDICACIÓN SIGNIFICATIVA. Para que la predicación signifique algo tiene que ser primero entendible. Esfuércese siempre en simplificar su sermón. Que la congregación entienda y no salga del culto con un montón de palabras a buscar su significado en un diccionario. Si el ministerio de nuestro Señor Jesús fue tan poderoso, al igual que los apóstoles en la iglesia primitiva, fue porque se hicieron entender y porque hablaron con la autoridad que venía del cielo. 

(7) HAGA PRÁCTICO EL SERMÓN. Intente mostrar siempre las implicaciones prácticas de la Palabra de Dios. La tentación de todo predicador es parecer un erudito en Biblia, pero lo importante es saber orientar a la congregación a practicar la Biblia. Continúe sus mensajes, en lo posible, con programas prácticos de manera que la gente pueda comprometerse en algo concreto. Facilite a la congregación el ser hacedores de la Palabra, y no meros oidores.
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Notas bibliográficas:

Macarthur, John. LOS CARISMÁTICOS. Estados Unidos de América: Casa Bautista de Publicaciones, 1995.

Méndez, Guillermo. HOMILÉTICA. Guatemala: SETECA (Estudios Clase), 2001.

Rowlands, Gerald “Preparando un sermón / estudio bíblico”, en: EL CAYADO DEL PASTOR. Burbank, CA: World MAP, 2000, pp. 152-183 (Sección D 13).

Wittig, Randall “¿Qué ha pasado con la buena exégesis’”, en: APUNTES PASTORALES Vol. XXI, I, octubre – diciembre del 2003, San José de Costa Rica, p. 6.

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¡¡¡DESPIERTA IGLESIA!!!
De Canal: "El propósito verdadero": "Compilado que nos muestra cuan lejos ha caído la Iglesia, mirado desde el punto de vista bíblico y con respecto a la primera Iglesia que Cristo construyó...Los nombres de los pedicadores que aparecen en el compilado son los siguientes(ordenados por aparición): 1) David Wilkerson; 2) Keith Daniel; 3) Carter Conlon; 4) Jim Cymbala; 5) Leonard Ravenhill"


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