Por: Martín Ocaña Flores
TEXTO BÍBLICO (Mateo 19:1-12)
Fuente de imagen: Luknia |
Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; más al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del Reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba”. (RV 1960).
CONTEXTOS LITERARIO Y SOCIAL
“se alejó de Galilea y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán” (v. 1)
El relato comienza con una referencia a Jesús movilizándose hacia el sur, a las regiones de Judea. “El gran ministerio galileo ha terminado. Galilea fue la principal prioridad del ministerio terrenal de Jesús, y la ciudad de Capernaúm su principal centro de operaciones” (Wilkins 2016:500). Lo que tenía que hacer Jesús en Galilea ya lo hizo, ahora tiene que proseguir con la misión que le encomendó el Padre: padecer, morir y resucitar al tercer día, lo cual sucedería en Jerusalén, centro del poder político- religioso (16:21).
“La subida a Jerusalén traería nuevas y difíciles confrontaciones con las autoridades religiosas y políticas del judaísmo, y Jesús lo sabía. Esto permite afirmar que ya tenía presente la eventualidad de un final violento” (Levoratti 2007:364). Sin embargo, eso no evita que Jesús siga obrando sanidades a las multitudes que vienen a él. Su poder milagroso seguirá manifestando el gran amor de Dios por todas las personas enfermas (v. 2).
“vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole…” (v. 3)
El Evangelio de Mateo no oculta la conflictividad de los fariseos respecto a Jesús. Es decir, ni bien el Señor llega al sur y se acerca a Jerusalén (20:17) ahí están ya muy atentos los enemigos del Reino de Dios procurando hacerle caer con sus preguntas, para luego tener de qué acusarle ante el Sanedrín o Concilio. Esa actitud ha sido una constante en ellos según los Evangelios.
PALABRAS Y EXPRESIONES A RESALTAR
El relato por increíble que parezca habla más del matrimonio que del divorcio. La Bíblia Sagrada (Brasil, 2005) le ha puesto el título exacto: “El matrimonio es indisoluble”. Efectivamente, mientras los fariseos tientan a Jesús con preguntas acerca del divorcio, el Señor les responde con textos bíblicos que afirman el matrimonio. Así lo entendieron hasta los discípulos (observe el verbo “casarse”, v. 10).
El Señor había abordado el tema del divorcio ya antes: “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio”. (5:31-32). Es interesante observar que 5:32 es lo mismo que 19:9. ¿Y por qué en el sermón del monte Jesús trató el tema? La razón es sencilla: los divorcios abundaban en Israel (amparados en la enseñanza del afamado rabino Hillel).
Ahora bien, nuestro relato se caracteriza por las preguntas y las respuestas que evidencian la astucia de los fariseos y la ortodoxia de Jesús. Mientras los fariseos le hacen preguntas tramposas (vv. 3, 7), Jesús apela a la Escritura (vv. 3-6 y 8-9). Al final, los discípulos -y no sólo Pedro- intervendrán con un comentario desatinado (v. 10), añadiéndole cierto dramatismo al relato lo que provoca una aclaración final del Señor.
“¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?” (v. 3)
La pregunta de los fariseos pretende que Jesús manifieste su posición sobre un tema sobre el cual había dos enfoques en su tiempo. En realidad “piden a Jesús que se pronuncie sobre una celebre controversia a propósito de Dt 24,1 entre los rabinos Hillel y Shammai: el primero autorizaba el repudio por causas triviales, y su opinión era la más seguida; el segundo exigía la infidelidad de la mujer.” (Mateos & Camacho 1981:190).
En Dt 24:1 dice: “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa”. Este texto lo leía antojadizamente Hillel, quien enfatizaba la expresión “alguna cosa” dando con ello pie a abusos contra las mujeres casadas. El “alguna cosa” se transformó en “cualquier cosa” y, de hecho, muchos fariseos enseñaban que una mujer podía ser despedida (repudiada) por haber echado demasiada sal a la comida. Es posible que algunos de los fariseos que vinieron a Jesús estuviesen divorciados siguiendo dicha enseñanza.
Por su parte, Shammai ponía correctamente el acento de Dt 24:1 en la palabra “indecente” (“cosa reprochable”, Biblia Textual, La Biblia de las Américas, otros), lo cual hacía justicia a lo escrito en la Ley a la vez que limitaba cualquier interpretación caprichosa de ese versículo. Shammai enseñaba que la única causa de divorcio (repudio) era esa “cosa reprochable” que es el adulterio, es decir la infidelidad en el matrimonio.
“¿No habéis leído…?” (v. 4)
Ante la pregunta tramposa de los fariseos (v. 3), el Señor Jesús da una respuesta -bajo la forma de pregunta y respuesta- lo suficientemente argumentativa como para zanjar el tema (vv. 3-6). Jesús se sale de la discusión entre el liberal Hillel y el juicioso Shammai para dirigirse de forma directa a la Escritura. Jesús cita los textos de la creación donde se menciona a la primera pareja humana y el plan de Dios (Gen 1:25 y 2:24), a lo que le añade una conclusión: “Lo que Dios juntó no lo separe el hombre” (v. 6).
Según el Génesis -les recuerda Jesús a los fariseos- Dios creó tanto al varón como a la mujer (v. 4), los cuales llegan a ser una sola carne (sarx, v. 5). Esta idea la repite el Señor: “una sola carne” (v. 6). “Dios quiere que marido y mujer vivan unidos para siempre, porque ya no son dos sino una sola carne. Por tanto, no es lícito separar lo que el mismo Dios ha unido. De este modo, Jesús se opone (…) a la práctica vigentes en el judaísmo de su tiempo” (Levoratti 2007:365) la cual era muy libertina.
“Le dijeron [los fariseos]: ¿Por qué, pues…?” (v. 7)
Al verse sin argumentos los fariseos apelan a Moisés diciendo que éste dio una orden (“mandó Moisés”). Pero bien mirado Dt 24:1 no existe orden alguna. La Ley judía permitía el divorcio, pero no obligaba a nadie hacerlo. “Los fariseos llamaron mandamiento a la provisión de divorcio hecha por Moisés, Jesús la llamó concesión debido a la dureza de los corazones humanos”. (Stott 1984:106).
“Él les dijo… Y yo os digo…” (vv. 8-9)
Frente a la enorme falta de los fariseos -al tergiversar Dt 24:1- el Señor toca el tema de fondo: el problema está en “la dureza de corazón” (v. 8). Si uno se casa para luego andar buscando defectos en su cónyuge, entonces hay un problema en el corazón de las personas. Cuando esa actitud se refuerza el corazón se “endurece”, se vuelve “terco” (BLA), “obstinado” (BAD). Cuando surgen dificultades en un matrimonio la obstinación y la intransigencia llegan a ser los verdaderos causales de separación o divorcio.
Paso seguido Jesús va a dar su opinión la cual reafirma la enseñanza de Shammai. Jesús concede que si en una relación insostenible se llega a plantear el divorcio, que éste sea sólo por causa de la infidelidad (adulterio). Tanto en 19:9 -como en 5:32- el Señor no está ordenando nada (pues podría haber perdón y la relación se salva), sólo está concediendo tal posibilidad.
“Le dijeron sus discípulos…” (v. 10)
Los discípulos, al escuchar la respuesta de Jesús a los fariseos, exclamaron algo que no sorprende del todo: “Si tal es la situación entre esposo y esposa, comentaron los discípulos, es mejor no casarse” (BAD). Es decir, “para ellos, si no podían repudiar a la mujer, entonces es mejor no casarse, es decir, es mejor el celibato.” (De Moraes 2019:1229). O sea, si no podían repudiar a la esposa bajo cualquier pretexto -escudándose en la enseñanza de Hillel- mejor “no conviene casarse” (v. 10). ¡Qué manera de pensar!
“Entonces él les dijo…” (v. 11)
Jesús captó ese pensamiento equivocado de sus discípulos, por eso es que inmediatamente “comenta lo que acaban de decir y afirma que renunciar al matrimonio no es posible para todo hombre; hace falta un don especial para ello.” (Mateos & Camacho 1981:190). Claro, no todos tienen la capacidad de quedarse sin casar, sentirse realizados como personas, además de lidiar con la no aceptación social del quedarse soltero (cosa muy fuerte en el tiempo de Jesús y en algunas culturas contemporáneas). En el v. 12 el Señor introduce el tema de los eunucos. Hay tres tipos de eunucos. Los dos primeros son eunucos físicos (los que nacieron así y los que fueron hechos por otros hombres). El tercer tipo es metafórico, o sea no literal. Sobre esto también habían enseñado los rabinos.
“Los rabinos reconocían diversas categorías de eunucos: aquellos nacidos sin órganos sexuales (es decir, hechos eunucos por Dios) y aquellos hecho eunucos por las personas, como los que servían en las cortes orientales. (…) Quizá con Isaías 56:4, 5 en mente, Jesús usa este lenguaje gráfico para describir un llamado a permanecer soltero por causa del Reino, aunque la soltería, también, generalmente estaba fuera de la corriente de la vida social judía.” (Keener 2003:91, las cursivas son mías).
Entonces en el v. 12, el Señor está usando un lenguaje gráfico para enseñar que hay un tipo de eunucos por causa del Reino de Dios, cuyo modelo es él mismo. Efectivamente, “Jesús rompió con las ideas de su tiempo. Él no se casó y propuso la abstención del matrimonio como la situación ideal para aquellos que quieren consagrarse radicalmente al reino de Dios.” (Levoratti 2007:365). Con esto “Jesús no contradice su anterior confirmación en el sentido de que el correcto orden de la creación de Dios es que los hombres y las mujeres se casen y permanezcan en este estado (19:4-6), pero tampoco va a adoptar la cínica actitud de los discípulos por lo que respecta a vivir en celibato por la naturaleza inquebrantable del matrimonio.” (Wilkins 2016:502).
El comentario de los discípulos (v. 10), al final los dejó mal parados ante Jesús. ¿Cuántos de ellos eran casados, aparte de Pedro (1 Cor 9:4, Mt 8:14)? ¿Pedro también habrá asentido que mejor convenía no casarse? Dudo mucho que los discípulos hubieran querido ser eunucos literales. Pero un comentario bastante desatinado como el que hicieron no invalida ni el plan de Dios para varones y mujeres ni la enseñanza del Señor Jesús.
Si el matrimonio es el plan de Dios, desde los inicios en la creación, entonces el divorcio no es la solución a los problemas que puedan darse en ese ámbito. Además, Dios “aborrece el repudio” (Mal 2:16). “Un divorcio entre cristianos tiende a hablar mal del Señor Jesucristo. Los incrédulos pueden verlo como una indicación de que la fe en Cristo no es tan transformadora como proclamamos que es” (Vander Lugt 2009:22). En ese sentido el divorcio no es un buen testimonio, pues afecta no sólo al divorciado sino también a la iglesia y el Reino de Dios.
IDEA CENTRAL DEL TEXTO
El Señor Jesucristo afirma la importancia del matrimonio y su indisolubilidad. La base de esa enseñanza se encuentra ya en el relato de la creación. Lo que ha unido Dios no lo debe separar el hombre. Si la ley de Moisés lo permitió fue por la dureza de corazón de las personas.
LECCIONES QUE APRENDEMOS
Acerca de Jesús:
Jesús evita caer en la trampa de los fariseos, desviando una pregunta acerca del divorcio hacia el tema del matrimonio conforme al relato del Génesis.
Jesús con sabiduría enseña acerca del matrimonio y, siguiendo a Moisés, deja abierta la posibilidad del divorcio como una concesión, no como un mandato.
Lecciones para todos:
Hay que recordar que la institución del matrimonio se remonta a Dios y su voluntad (el cual viene desde la creación).
El matrimonio original no tenía como alternativa, en sus inicios, el divorcio (“al principio no fue así”, v. 8).
Si se plantea el tema del divorcio en un matrimonio, el único causal legítimo es el pecado sexual (adulterio). Pero el divorcio no es un mandato, es concesión.
Fuentes usadas:
De Moraes, Sidney. (2019). Mateo, R. Padilla y otros edits., Comentario bíblico contemporáneo. Buenos Aires: Kairós y otros.
Keener, Craig. (2003). Mateo, Comentario del contexto cultural de la Biblia. Nuevo Testamento. El Paso, TX: Mundo Hispano.
Levoratti, Armando. (2007). Evangelio según san Mateo, A. Levoratti, edit., Comentario Bíblico Latinoamericano. Nuevo Testamento. Navarra: Verbo Divino, 2ª edición revisada.
Mateos, Juan & Fernando Camacho. (1981). El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Madrid: Cristiandad.
Stott, John. (1984). Contracultura cristiana. El sermón del monte. Buenos Aires: Certeza.
Vander Lugt, Herb. (2009). Divorcio y nuevo matrimonio ¿Qué enseña la Biblia? Grand Rapids, MI: RBC Ministries.
Wilkins, Michael. (2016). Mateo: Comentario bíblico con aplicación NVI. Nashville, TE: Vida.
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