8 de marzo de 2014

VIVIENDO EN LA PRESENCIA DE DIOS


Mercedes Reátegui
INTRODUCCIÓN

Algunos cristianos afirman sentirse insatisfechos con su servicio al Señor y más cuando no ven los frutos de su trabajo en el corto y mediano plazo. Yo me identifico con estos creyentes porque pocas veces estoy conforme con lo que hago y constantemente me pregunto si Dios aprueba lo que he hecho o dejo de hacer. Uno de los personajes que nos puede ayudar en la tarea de examinarnos y medirnos con la Palabra de Dios es el profeta Elías, uno de los protagonistas más apasionantes del AT, sin duda. 

ELÍAS VIVÍA EN LA PRESENCIA DE DIOS
    Y le dijo Elías: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy… (1 Reyes 18:15).
Qué bueno es saber que “moramos bajo la sombra del Omnipotente”, como da cuenta el Salmo 91:1, y que también entonamos en los cultos de nuestras iglesias ¿verdad? Hablamos del hecho de ser hijos de Dios, de ser bendecidos por Dios, de ser protegidos por Dios, y podemos decir muchas cosas más sobre el privilegio de “habitar al abrigo del Altísimo”. Pero verlo sólo desde este punto de vista es tener una visión recortada de lo que es andar en la presencia de Dios, sino analicemos el caso de Elías. 

Elías habitaba en la presencia del Todopoderoso Dios y hablaba de parte de él, ejerciendo el ministerio profético que no era nada sencillo dadas las circunstancias de la época. Anunciar palabra de juicio frente al mismísimo impío rey de Israel era el otro lado de la moneda. 

    Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra (1 Reyes 17:1).

VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS SIGNIFICA SERVIRLE

Es verdad, pues de nada vale decir que vivimos en la presencia de Dios si no servimos de testimonio vivo a los demás. Otras versiones de la Biblia señalan que servir a Dios es sinónimo de vivir en su presencia. A manera de ejemplo podemos ver el caso del oficial romano llamado Cornelio, en el libro de Hechos, de quien se dice que era “piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre” (10:2). Más adelante, ya en la presencia del apóstol Pedro y dispuesto a escuchar el mensaje de Dios, dice: 

    … Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado (Hechos 10:33).
Podemos observar aquí las implicancias prácticas de lo que entendía Cornelio acerca de estar junto con los suyos en la presencia de Dios.

VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS SIGNIFICA LLEVAR UNA VIDA LIMPIA

    (...) se acercó el profeta Elias y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas (1 Reyes 18:36).
Efectivamente, Dios manifestó que Él era el único y soberano Dios y que Elías era siervo suyo. Es obvio que Elías llevaba una vida intachable delante del Señor a pesar de ser “un hombre con pasiones semejantes a las nuestras”, como dice la epístola de Santiago 5:17.

El mandato de llevar una vida intachable viene de tiempos antiguos, como podemos ver en Génesis 17:1:

    (…) Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.
Esta orden de llevar una vida intachable no era solamente para Abraham, sino que se extiende a todos los cristianos de todas las épocas. Pero ¿cómo es una vida intachable? En el Salmo 15 encontramos algunas respuestas:

    Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino. Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás.
El Salmo 24 en la misma línea hace referencia “al de manos limpias y puro de corazón; al que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni ha jurado con engaño” (vv. 3-4).

VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS SIGNIFICA ESTAR PREPARADOS PARA SUS IRRUPCIONES

Dios había irrumpido en la vida de Elías llamándolo para que sea vocero suyo ante su nación. Le había asignado la tarea de hacer volver el corazón de Israel hacia su Dios; tenía que advertirles del juicio del Señor si no se arrepentían de sus pecados.

    Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel? Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales (1 Reyes 18: 17-18).
Elías tuvo que encarar a Acab, el más cruel y perverso rey de Israel hasta entonces. Lo que consiguió fue desatar el odio y la furia del rey y su malvada esposa Jezabel, debiendo por ello vivir huyendo y escondiéndose para que no lo maten.

El conocido autor y conferencista, Glyn Evans afirma que cada vez que Dios interrumpe nuestra “vida normal, corriente y cotidiana (…) siempre significa una nueva dirección para las cosas, así como después del momento que irrumpió en la vida del Pablo”. [1]

Esto es una gran verdad. ¿Cuántos planes no fueron desbaratados en un instante generando un cambio de curso en la vida? Dios no pide permiso ni da explicación alguna cuando irrumpe en la vida de sus hijos y aunque esto sea motivo de confusión al momento, es indispensable seguir confiando en él. Los cristianos maduros que han pasado por esta experiencia aseguran admirados que Dios siempre hizo las cosas bien porque hubo un propósito en todo ello dentro de sus planes. 

Tratemos, pues, de estar atentos y preparados para lo que el Señor quiera hacer con nosotros en adelante.

VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS SIGNIFICA SER SOSTENIDOS POR ÉL

    Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer (1 Reyes 17: 2-4).
Dios nunca abandonó a Elías a su suerte, sino que lo alimentó allí donde no había qué comer. ¡Dios también puede hacer lo mismo con usted ahora mismo! Él sabe bien de qué cosas tiene usted necesidad y quiere suplirlas (Mateo 6:32). Además Elías no sólo fue atendido en sus necesidades materiales.

    Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse (1 Reyes 19: 4-6).
A pesar del cuidado de Dios hasta ese momento, Elías –como cualquiera de nosotros en una situación extrema- no pudo evitar caer en un profundo estado de desaliento, casi al borde de la depresión. Dios escuchó su triste oración y lo dejó descansar profundamente por muchas horas. Y finalmente lo siguió alimentando de manera sobrenatural, esta vez por medio de un ángel.

Es muy probable que usted también -luego de atravesar por tiempos adversos- haya sentido que el mismo Señor le hizo entrar en un período de profundo descanso y cuidados hasta que pudo cobrar nuevas fuerzas ¿verdad?  

VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS SIGNIFICA SER PROVISTOS DE FUERZA Y SABIDURÍA PARA EL CUMPLIMIENTO DE LA MISIÓN

    Y allí se metió en una cueva donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? (1 Reyes 19: 9).
Cuando estás en el lugar equivocado -haciendo cosas equivocadas- tu conciencia va a ser tocada por el Espíritu Santo que mora en ti, y también te va a preguntar: “¿Qué haces aquí, en lugar de estar haciendo lo que te mandé?”. Dios sabe cómo hacernos volver en sí cuando andamos desubicados. “¿Qué haces aquí, Elías?” le preguntó Dios por segunda vez (v. 13), y en las dos veces Elías respondió victimizándose. Personalmente me causa gracia que Dios en lugar tratarlo con lástima dándole “más vacaciones para que siga reponiéndose” lo manda de regreso a seguir con su trabajo.  

    Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar (1 Reyes 19: 15-16).
Elías retomó su misión e hizo todo lo que Dios le mandó y más adelante muchos se volvieron a Dios gracias al fiel ministerio de este gran profeta.

Que las pruebas no nos conviertan en víctimas quejosas y resentidas ni en cristianos débiles y temerosos. Es bueno tener siempre presente las palabras del apóstol Pablo al joven Timoteo:

    Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (1 Timoteo 1: 7).
Como bien dice un conocido comentarista bíblico: Es nuestro amor para con Dios y para con nuestros semejantes lo que echa fuera el temor y nos hace dispuestos a darnos por Cristo, sea cual sea el coste, [2] soportando con paciencia las circunstancias adversas en nuestro andar con Dios. 

VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS SIGNIFICA ORAR CONFORME A SU VOLUNTAD

    Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. (1 Reyes 18: 37).
El propósito de la oración de Elías era que Israel reconociese que Jehová era el único Dios sobre ellos y entonces lo invocasen de corazón. La respuesta de Dios no se hizo esperar:

    Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! (1 Reyes 18: 37-39).
En su labor profética Elías hizo todo conforme a lo que Dios le había mandado y asimismo también oró, de manera que Dios le concedió lo que pidió porque oró dentro de la voluntad de Dios. 

¿Cómo son nuestras oraciones? ¿Serán del agrado de Dios? ¿Cómo sabemos si Dios oye nuestras oraciones? Uno de los discípulos más cercanos a Jesús dijo lo siguiente en cuanto a este asunto:

    Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho (1Juan 5: 14-15).

CONCLUSIÓN

Nada se puede comparar al privilegio de ser hijos de Dios con todas las bendiciones que podemos disfrutar y la herencia eterna que nos espera según su promesa. Pero no olvidemos que hemos sido salvados para servir a Dios en medio de un mundo que no lo conoce y peor aún, que lo rechaza. Todo discípulo de Cristo tiene una misión que cumplir y debe saber cómo llevarla a cabo. Que la vida de Elías nos inspire a vivir en la presencia de Dios, sirviéndole conforme a su voluntad.
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Notas bibliográficas:

[1] Glyn Evans. CELEBRANDO A DIARIO CON EL REY.  UNILIT: Miami, 1996.
[2] William MacDonald. COMENTARIO AL NUEVO TESTAMENTO. CLIE: Barcelona, 1995, p. 1093.
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Tema Musical: "Yo deseo estar donde tú estás
Intérprete: Don Moen

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